Menos mal que con los rifles no se matan las palabras

sábado, 20 de noviembre de 2010

Zuloaga, el doble de Baroja

Empezamos la clase con un pequeño control de la segunda y la tercera parte del árbol de la ciencia. Me puse muy nerviosa, porque me había centrado en los aspectos más filosóficos y de pensamiento del libro y sin embargo, Mari Carmen nos preguntaba cosas muy concretas. Como soy muy impaciente, ya estaba terminando la cuarta parte, de manera que la segunda y la tercera me quedaban muy lejanas, por que confundí a Venancia, la planchadora, con Virgina, la despiadada comadrona.

Al terminar el control, la profesora nos enseñó imágenes del pintor vasco, en su mayoría retratos y pinturas de personajes para que nos pudiéramos ir haciendo una idea de cómo eran los personajes del libro de Baroja. Me sorprendió enormemente por dos razones, la primera fue su pincelada, su manera de pintar, que me recordó muchísimo a cómo pintaba mi madre hace unos años. La otra, creo que comuna entre la mayoría de los alumnos de la clase, fue por los vestidos de las mujeres de la época. Yo me imaginaba otro tipo de mujeres, con vestidos oscuros y largos, de cintura alta. Con el pelo recogido y la mirada un poco baja, sin el posado altivo de las mujeres de los cuadros de Zuloaga. Vestían con prendas muy coloridas, llevaban el pelo suelto, melena al viento y los ojos pintados con desdén, como si pretendieran atraer todas las miradas.

Carmen Arconada retratada por Zuloaga.

Ignacio Zuloaga nació el 20 de junio de 1870, dos años antes que Baroja en el país vasco, igual que nuestro autor. La verdad es que no tenían en común solamente la fecha y el lugar de nacimiento, sino que se parecían en todo, incluso físicamente. Igual que los libros de Baroja, los cuadros de Zuloaga tenían un gran carisma humano. Pintaba de una forma un poco impresionista: jugaba mucho con la luz para darle a la pintura un aspecto u otro. Usaba, en su mayoría, tones ocres, colores otoñales, que le daban a sus personajes ese aire de las tierras costaneras más cálidas, esa salud que también aprecia Hurtado en Margarita en cuanto la ve después del verano.

En las imágenes que nos pasó, nos enseñó un autorretrato que se hizo de joven, en donde se parece bastante al protagonista de nuestro libro, Andrés Hurtado, a quien Baroja crea a su semejanza. En otro autorretrato de bastantes años más tarde se podía ver también el increíble parecido con Pío Baroja de mayor, aunque no fue eso lo que más impresión me causó, sino el hecho de comprobar que los hombres de aquél entonces tampoco iban vestidos como yo imaginaba.

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Autorretrato de Zuloaga ya mayor, donde podemos apreciar el parecido con Baroja.


Mari Carmen también nos enseñó paisajes pintados por Zuloaga, en los que pudimos ver claramente sus rasgos más definidos que le hacen pertenecer al grupo del 98. Comprobamos que el movimiento no fue sólo literario, que todos los géneros artísticos se influyen unos a otros. Pintaba paisajes castellanos, de la profunda Castilla; campos secos y extensos y pueblos pobres en medio de la nada. Sus cuadros estaban claramente influenciados por la técnica impresionista de los pintores de París, aunque tenía un estilo propio.

Viajó bastante, y vivió en Roma y en París, donde terminó de perfilar su estilo. Vivió en muchas partes de España, pero en la que pasó más tiempo fue en Segovia, ciudad que le inspiró en muchas de sus obras. Baroja también viajó mucho por España y por Europa, y Andrés comparte esa misma afición, aunque debe reprimir sus instintos viajeros por falta de dinero.

Murió en Madrid el 31 de octubre de 1935.


Aquí se puede ver un vídeo con más de sus cuadros.

http://www.youtube.com/watch?v=ZmDsCSsMGvg

viernes, 19 de noviembre de 2010

Análisis de la tercera parte

La tercera parte la comentamos muy por encima, no sé si fue porqué Mari Carmen le daba más importancia a la cuarta parte o por que se confundía con la otra clase, los del social-humanístico, y cuando tocaba comentar el libro hablaba de cosas que nosotros no habíamos leído todavía. Quizás fuese por uno de esos continuos malentendidos que suele haber entre profesor y alumno y nunca se logra descifrar si es que el alumno no ha recibido la información que necesitaba debido a un descuido del profesor o si se aprovecha de la circunstancia para quitarse trabajo de encima. Quién sabe.
El caso es que la comentamos muy poco, y empezamos a hablar de la cuarta parte sin haberla leído. Al día siguiente teníamos un pequeño control de la segunda y la tercera parte, y hablar de hechos que todavía no había leído contribuyó a mi gran confusión.

Durante la tercera parte, lejos de la ciudad, Andrés puede vivir un poco de tranquilidad, y la mejora de Luisito le alegra un poco ese corazón suyo que parece incapaz de esbozar una simple sonrisa.
Vemos en distintos aspectos la buena opinión que tiene Baroja de los pequeños pueblos de tierra yerma y mucho sol. Al llegar, Margarita ha embellecido, y Luisito está padeciendo una gran mejora.
Pero luego, con el traslado a la casa de los primos de su padre, en medio de la ciudad, el pequeño rayo de tranquilidad que amparaba a nuestro protagonista parece desaparecer, como si la sociedad la produciera mal estar. Así pues, yo creo que, inconscientemente sabe de dónde viene su mal, aunque no quiera aceptarlo, e huye de él.
Ya en Madrid hace lo que puede para escapar de la civilización, tan lejos del hombre como puede, y se va otra vez al campo, donde recupera la paz y la calma otra vez. Sin embargo, la muerte de Luisito cambia las cosas. Creo que en ese momento Andrés se pregunta si el oasis de felicidad en el que estaba era real o era simplemente producto del no-saber, de encontrarse lejos de los problemas, lejos de la sociedad de manera que no se enterase de lo que realmente ocurría y esa ignorancia fuese el motivo de su tranquilidad. Mi abuela siempre me dice que el saber es el tesoro más preciado, pero a veces no puedo evitar pensar que la ignorancia hace la felicidad del que no sabe que no sabe.

Pequeño resumen de la tercera parte

La tercera parte me fue muy fácil de leer, muy ligera. Abundan los verbos y los sustantivos, de manera que hay más acción y parece más amena. Sin embargo, si empezamos a pensar en el significado del todos los sucesos, la cosa se complica un poco más.

La tercera parte ya no se desarrolla en Madrid, como había pasado hasta ahora. Al ver que el pequeño Luisito escupe sangre, Andrés decide que le conviene un cambio de aires, por lo que Margarita, Don Pedro y Luisito se trasladan a Valencia, en una casita de los primos de su padre situada en un pueblo rodeado de tierra yerma.
Andrés se dirige ahí en cuando acaba el curso, y ve que Luisito ha sufrido una enorme mejora, y Margarita ha embellecido lejos de la ciudad. Podemos ver durante toda su estancia allí que Luisito es un chico activo, con una desbordante imaginación y alegría.
Pero Don Pedro no puede mantener dos casas a la vez con sus ingresos, de manera que los primos de Valencia les invitan a que se muden a vivir con ellos, y aceptan.
Sin embargo, el ambiente que se respira en esa casa habitada por tres solterones y su criada no es, de lejos, tan saludable como el del pequeño pueblecillo. Nadie hace caso de los dictámenes científicos de Andrés, y Luisito cada vez se vuelve más mimado y consentido.
Andrés pasa todo el día dentro de la casa, y no sale nunca. Sube a la azotea a contemplar la ciudad durante la noche, y continúa pensando en sus divagaciones sobre la vida.
Su aburrimiento es tal que empieza a estudiar para el doctorado, y cuando está listo, se dirige a Madrid para examinarse. Ahí lee en el periódico un aplaza de médico rural sustituto en Burgos y se marcha allí, donde hace amistad con el médico del pueblo. Pasa el verano ahí, sumido en una especie de tranquilidad y paz que no había sentido nunca. En estas que llega una carta informándole de la muerte de Luisito en Valencia, pero Andrés no es capaz de sentir el dolor de su perdida porque sólo es capaz de recordarlo sonriendo.

Terminé la tercera parte sin entender muy bien porqué Baroja hacia morir a Luisito, el único que conservaba un poco de alegría y inocencia, pero luego me dí cuenta de que era justamente por eso que debía morir. El mundo hace morir a los débiles que no son suficientemente malos como para engañarse a sí mismos y querer vivir una vida que no es digna de seres buenos.

Unamuno


Mari Carmen nos pasó este vídeo de Unamuno, titulado "El último testimonio de Unamuno". Me impresionó su atrevimento y su valentía. En un discurso de apertura de curso en frente de todos los franquistas les dijo exactamente lo que pensaba, sin tapujos, dando apoyo a la sublevación.

"Vencer no es convencer. Venceréis porqué tenéis la fuerza, pero no convenceréis porqué os falta la razón. "

Como se puede apreciar en el vídeo, en medio de su discursó saltó un falangista y gritó: ¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia! Me quedé con la curiosidad de saber qué respondió Unamuno a esa ofensa, así que busqué en internet, y encontré que José María Pemán, un poeta, para calmar el ambiente, contestó : ¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales! Unamuno, sin inmutarse, dijo: ¡Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que siga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España.

La mujer de Franco, Carmen Polo, acompañó a Miguel de Unamuno hasta su casa de modo que evitó que el episodio acabara de manera trágica. Este hecho me sorprendió mucho, ya que no es muy habitual que la mujer del general Franco defendiera al hombre que había insultado al régimen franquista.

En el vídeo, Unamuno se lamenta de la situación a la que ha llegado España. Le duele en lo más hondo del corazón, y lo expresa muy bien con la sencilla frase que se ve en vídeo ¡Pobre España!
Reconoce también que la actuación de los comunistas no es digna de admiración, pero admite que la unión de la Iglesia con el ejército es aún peor.

El texto leído en el vídeo son unas de sus últimas palabras, antes de morir de forma repentina en su casa, el 1936.

Mari Carmen nos explicó que Unamuno tenía la necesidad de creer en Dios, de tener fe, pero que su inteligencia, su parte racional, no le dejaban. Quiere creer, pero la ignorancia de Dios hacia la humanidad le duele en su interior, y nota que le falta algo importante para completar su vida, aunque no puede tener fe debido a las pocas pruebas de la existencia de Dios.
Ese conflicto interno que tiene es el motivo de muchas de sus poesías (por no decir casi su totalidad).
Aunque Unamuno pertence al Grupo del 98 no he hablado de él hasta ahora porqué se le conoce más como filósofo que como escritor, sin embargo también escribió alguna obra narrativa muy conocida, como Niebla.

También vimos otro vídeo, visto des del lado de los falangistas en vez de la propia palabra de Unamuno, para poder contrastar opiniones. Aún así, esta versión quedaba mucho menos clara que la anterior, como si quisieran desmentir un echo irrefutable. Le daban la vuelta como podían para que pareciera que tenían la razón y que lo que decía Unamuno no tenía sentido alguno. Por eso decidí que me quedaba con la impresión que me había causado el primero, y no el segundo.

Luego vimos otro vídeo, la introducción de la película de Zalacaín el aventurero, una adaptación de la novela de Baroja, en donde sale el propio Baroja siendo entrevistado. Aquí se puede ver:

jueves, 11 de noviembre de 2010

Análisis de la segunda parte.

Todo es tan complejo que a veces me cuesta un poco relacionar las cosas. Sin embargo, poco a poco, todo va quedando más claro. Gracias a la explicación de Juaquín, nuestro profesor de filosofía, comprendí el porqué de muchas de las acciones de Hurtado, ya que Baroja hace que se comporte un poco como Schopenhauer dice en su teoría. Todo lo que vive Andrés son voluntades que se resisten debido a su instinto de supervivencia.


El hecho más importante a comentar y analizar de la segunda parte es, sin duda alguna, la conversación que mantiene Andrés con su tío Iturrioz.

Hurtado y su tío no habían tenido ningún tipo de relación hasta que murió su madre. Andrés creía que era un hombre seco y egoísta, igual que su hermana Margarita, pero lo único que sucede es que son personas prácticas, que no dicen más palabras que las justas porque no es necesario.
Ya en la segunda parte empezamos a ver la parte más humana de Iturrioz, que no es para nada seco ni antipático, y más adelante en el libro sucede lo mismo con Margarita. Hoy en día diríamos que el tío Iturrioz es un ecologista; tiene sus tomates en la terraza y le encanta la botánica. En aquél momento la botánica estaba en su zenit, las ciencias naturales eran la disciplina moderna de entonces, como sería hoy en día la informática.
Las plantas servían para experimentar y, aunque los científicos no empezaron a hacerlo hasta más tarde, en el libro, el tío Iturrioz ya experimenta con sus plantaciones. De este hecho podemos sacar la conclusión de que es un avanzado de su tiempo.

De la conversación que mantienen al final, podemos sacar un seguido de conclusiones:
  • La vida es una lucha constante donde nos vamos devorando unos a otros. Este concepto ya existía en la filosofía clásica, y vemos como la filosofía moderna de aquél momento vuelve a sus raíces antiguas para intentar comprender el mundo en su totalidad.
  • Los humanos llamamos a cualquier conflicto una lucha en donde siempre hay un vencedor y un vencido simplemente porqué uno de los dos es más fuerte que el otro.
  • Andrés se cuestiona hacia dónde va el mundo y, sin embargo, su máxima preocupación es esa eterna pregunta a la cual nunca encontramos respuesta. ¿Hago bien?
  • ¿Es necesario indignarse por la injusticia? ¿qué es la justicia? Si una araña se come a una mosca, la justicia diría que mates a la araña para salvar al débil, pero así no podemos evitar que las otras arañas de coman más moscas. Ahí aparece el concepto de Naturaleza.
  • Se puede domesticar un sujeto, pero se tardan siglos. Los humanos somos animales y actuamos según nuestros instintos, pero cuesta mucho cambiar nuestras acciones.
  • El lobo es un lobo para el hombre. Solo conseguimos hacernos daño a nosotros mismos, tenemos la sensación de que todas las voluntades de Schopenhauer nos oponen resistencia y que tenemos que luchar contra ellos.
  • Así pues, Iturrioz intenta convencer a Andrés de que no tenga tantas expectativas, que no sea tan perfeccionista ni tan romántico. Cambiar el mundo es imposible, y querer hacerlo solo nos conduce a la tristeza y la desesperación de la impotencia.
  • Ante la vida no hay más que dos soluciones prácticas para el hombre sereno: ABSTENCIÓN y CONTEMPLACIÓN INDIFERENTE o ACCIÓN LIMITADA A UN CÍRCULO PEQUEÑO. Es absurdo estar en contra de una norma generalizada, ya que será imposible cambiarla y nos hará sufrir.
  • En resumen, y lo siento por el coloquialismo, Iturrioz le dice a Andrés que no "se coma el coco", que eso solo le inducirá a un sentimiento de impotencia que le hará desgraciado.

Mari Carmen nos explicó que este concepto de LUCHA como conflicto aparece muy a menudo en los escritos de Pío Baroja, y que Andrés tenía un conflicto interno, por lo que podemos decir que estaba el lucha consigo mismo y con nadie.
Me pregunté cómo sería haber conocido a Baroja. ¿Sería un tipo como Andrés, inquieto, curioso? ¿Tenía tanta infelicidad que necesitaba transmitirla de alguna forma? ¿descubrió alguna cosa que nosotros no sabemos que le hacía pensar en la vida muy a menudo? Quien sabe, quizás sí, quizás no, siempre quizás...

Pequeño resumen de la segunda parte

El hecho más relevante de la segunda parte es, sin duda, Lulú.
Julio Aracil, con quien Hurtado ha intimado bastante durante las horas de interno en el hospital, frecuenta a una familia huérfana de padre y se las arregla con la hermana mayor, Niní. Su madre, Leonarda una viuda pensionista, nostálgica de sus épocas de grandeza y su hermana perqueña Lulú eran su única familia. Con intención de arreglar a Andrés con Lulú, Aracil le presenta a Hurtado la familia que él llama "las Minglanillas". Lulú es una chica graciosa aunque no hermosa, y Hurtado siente simpatía por ella. Un día de esos se celebra un baile en casa de las Minglanillas, y Andrés aprovecha para hablar con Lulú. Resulta ser una chica de carácter fuerte y soñador, sin pelos en la lengua que maduró demasiado deprisa como para conservar la inocencia de una muchacha. Se hacen muy amigos.
Cuando termina el baile, salen a juerguear todos los hombres de la fiesta y van primero a casa de Virgina Garía, una arpía que vende a las muchachas hermosas y que se aprovecha de las chicas que se han quedado embarazadas sin desearlo.
Luego van a casa de Villasús, un autor de dramas y comedias en verso detestables con dos hijas que, a pesar de no tener ningún don artístico, se empeña en ponerlas en escena. Allí los muchachos cuentan chistes verdes y se ríen del poeta representando escenas estúpidas. Andrés, indignado, se mete con uno de ellos y termina marchándose.
Durante los siguientes días, Andrés intimó con Lulú, ya que le parecía una chica simpática que siempre tenía conversación y era de presencia agradable. Aún así, de vez en cuando la asaltaban repentinos silencios que podían durar horas debido a ideas y pensamientos neuróticos que pasaban por su cabeza.
De pequeña Lulú era muy desigual. Tan pronto estaba muy activa como no podía ni levantarse de la silla. Quizás era lo que hoy en día llamaríamos bipolar, aunque al crecer y madurar sus desigualdades se fueron rebajando.

Lulú frecuentaba la casa de la planchadora de la vecindad, doña Venancia, y se hacían mutuos favores. Vivía la señora con su hija y su yerno, Manolo el "Chafandín", un vago de mucho cuidado que se aprovechaba de lo poco que ganaba Venancia. Su hija, una borracha maleducada, tampoco contribuía demasiado a la situación.
Un día Lulú sintió el espíritu justiciero al ver que la hija atropellaba a la madre, y se metió con ella, de manera que hizo que su marido se enfadase. Así pues, el Chafandín se presentó en la casa de las Mingandillas para reñir con Lulú, pero estaban allí Aracil y Hurtado y, amenazándolo con una silla, Andrés le echó.

Después de este incidente, Lulú llevó a Andrés a casa de Venancia para que se conocieran, y la planchadora les explicó su antigua vida, cuando servía en casa señoriales. Tenía una teoría curiosa; creía que los hombres y mujeres de posición más elevada que ella eran mejores, que merecían más respeto y que eran como una especie de divinidad. Los aristócratas tenían derecho a todo; el adulterio, el vicio, todo tenía perdón si eran de clase alta, mientras que cualquier pecado en una persona de condición baja le parecía detestable.

En el vecindario también estaba la Negra, una mujer borracha que insultaba a las autoridades en su estado de ebriedad, Doña Pitiusa que inventaba historias desgraciadas para pedir caridad, Don Cleto, que se consideraba feliz con un trozo de pan y unos cigarrillos y el Maestrín, que decía que mataría para conservar su honra si fuera necesario.
Toda la vecindad pagaba su contribución a el tío Miserias, el prestamista de la vecindad, que siempre vestía de luto y no perdonaba a nadie. Se pasaba el día entero sin hacer nada en la trastienda de su establecimiento y se retiraba cuando anochecía.

Así pues, visto el panorama de la vecindad de Lulú, Andrés siente la impetuosa necesidad de comentar filosóficamente sus vivencias con alguien, por lo que va a hablar con su tío Iturrioz, y mantienen una conversación sobre la vida y la búsqueda de su significado.

Tuve que leer dos veces más la conversación de Andrés con su tío debido a la densidad de los argumentos que le da Iturrioz a Hurtado para que deje de preocuparse tanto por el porqué y el como de las cosas. Llegué a un punto en el que Iturrioz casi me convenció de que lo único que se podía hacer para mejorar las cosas era no hacer nada, dedicarse a ser un mero observador. A mí, que siempre voy de aquí para allí para intentar hacer que el mundo sea un poquitín mejor. Sé que mis actos no tienen repercusión en la gran sociedad, aún así, me siento más llena, más viva, cuando hago alguna cosa y alguien me lo agradece de corazón.

Schopenhauer y el pesimismo

Schopenhauer era un poco tímido y estaba interesado en la cultura oriental. Estaba enamorado del budismo. Para él, la vida no tenía sentido.

Creía que la vida en sí era sufrimiento, que todos estábamos destinados a sufrir durante toda nuestra existencia y que, para salvarnos de este sufrir eterno, la humanidad tenía que conectar con una realidad transcendental donde crear una lucha interior para liberarse del sufrimiento.

Su pensamiento pesimista proviene de Kant, que dice que la realidad no es más que la suma del SUJETO y de la COSA EN SÍ , que, juntas, daban pie a la realidad, que él llamó el fenómeno.

Schopenhauer daba soporte a esta teoría, pero la modificaba a su manera. Decía que la cosa en sí era VOLUNTAD. Todo el mundo estaba echo de voluntades. Por ejemplo, si intento romper un boli, noto una resitencia a la fuerza que hago. Esta resistencia es la voluntad de existir del bolígrafo.

Cuando esta voluntad llega al ser humano, se convierte en una voluntad muy fuerte, pero Schopenhauer creía que las voluntades de la humanidad no tenían finalidad, de ahí su conclusión a que el mundo no tienen ningún sentido, nuestra vida tampoco y, por consecuencia, nuestra voluntad tampoco. Nada de lo que hacemos sirve de nada, y este sentimiento de impotencia genera rabia, frustración y desesperación.


Nuestra esencia es una voluntad inútil, y la única solución posible es la muerte. Asi pues ¿por qué no nos suicidamos todos? Porque es ir contra nuestra naturaleza. Tenemos que vivir, pero vivir significa tener un seguido de objetivos, que crearan frustración, y la frustración generará sufrimiento. Por lo tanto, debemos buscar vías para eliminarlo.

Schopenhauer creía que había solamente tres caminos a seguir para hacer desaparecer el sufrimiento:

  • Camino estético, entre el que incluiríamos la Música.

  • Camino ético, la compasión.

  • Camino místico, la espiritualidad.


Así pues, la conclusión de Schopenhauer era que debíamos seguir uno de estos tres caminos para eliminar o reducir el sufrimiento de nuestras vidas.

De ahí viene su admiración por los budistas y a los ascéticos, que consagraban su vida a un dios o a una fuerza superior y se liberaban de todo lo humano para poder llegar a la comunicación total con ese ser. Desvalorizaban todo lo que tenían para acercarse a lo esencial, renunciaban a todo simplemente con su voluntad. Schopenhauer los admiraba porque sus voluntades sí que tenían un fin, un objetivo. Hacían un esfuerzo intelectual de abstracción que les llevaba a la felicidad.


En conclusión, Schopenhauer cree que un hombre de acción no conseguirá nada en su vida, que la única manera de conseguir la paz interior y un poco de felicidad es la resignación:No luches porque no te va a llevar a ningún sitio, no te opongas, déjate llevar, conviértete en un juguete del destino, no actúes.

Análisis de la primera parte del libro



Nuestra profesora le dio muchísima importancia a la evolución del pensamiento de Andrés Hurtado. Supongo que si habéis leído la entrada anterior con el trabajo de relación entre el título de la novela y la evolución del pensamiento del protagonista sabréis un poco que Andrés tiene una sensación amarga sobre la vida. Coge los frutos que sus experiencias le dan y muerde con avidez de encontrar un fruto jugoso y, sin embargo, a cada mordisco que da el sabor es más amargo y asqueroso aunque no puede parar de comer.

Debido a la situación en los distintos ámbitos de su vida, el pensamiento de Andrés cada vez es más depresivo. Se lleva decepciones en todo lo que hace. La universidad no resulta ser como él esperaba, sus amigos no son amigos de verdad, no tiene amor y cariño suficiente en su familia y la situación general de España es casi insostenible.
Todo eso junto, explicado en la entrada anterior le induce a una especie de resignación, de evasión que le conduce a la búsqueda de respuestas.

El único sitio donde encuentra alguna respuesta satisfactoria a sus preguntas es en la filosofía y, sin embargo, los ideales de Schopenhauer, el pesimismo, son los que más se acercan a lo que él cree de la realidad. ¿Cómo si no explicar todas sus desgracias?

En el fondo, Andrés Hurtado es un tipo muy romántico, que se crea unas expectativas muy altas de la vida. Espera encontrar amor y una sociedad demasiado avanzada para su época. Es un personaje que ha nacido en la época equivocada.

Así pues, todas sus decepciones, esa sensación de que la vida es una cosa fea, le hacen buscarle un sentido a la vida y, al no encontrarlo, llega a un estado de resignación, de impotencia de querer actuar pero no saber cómo, ni cuando, ni dónde ni por qué.

El Árbol de la Ciencia. Pequeño resumen del capítulo 6 hasta el final de la primera parte.

El segundo curso resulta más fácil que el anterior, aunque las asignaturas que cursan pondrían el pelo de punta a cualquiera. En clase de Anatomía y de disección abren y estudian los cuerpos de muertos que nadie trata con el mínimo respeto. Los alumnos se ríen de la muerte y hacen bromas macabras en cuanto tienen ocasión.

Andrés hace dos nuevos amigos, con los que discute sobre los mismos temas que con Montaner y Aracil para poder comparar puntos de vista. Cuando se ve con esos amigos y otros jóvenes de su edad, el único tema que parece interesarles realmente es la música clásica, que si Wagner o Beethoven.

En su aislamiento, Hurtado empieza a ampliar su biblioteca con libros que saca de donde puede. Algunos se los da su tío Iturrioz, otros los consigue por sus propios medios y otros ya estaban en casa.



Llega el verano y empieza el nuevo curso, por el que Andrés se siente bastante ilusionado; en segundo se estudia Fisiología, y Hurtado cree que el estudio de las funciones de la vida va a parecerle muy interesante. Sin embargo no es así. El libro de texto que deben usar resulta ser un libro estúpido y aburrido, y el profesor explica con tan poca pasión e interés su materia que Andrés pierde cualquier motivación que tenía al principio.

Durante todo el segundo curso, Andrés y Julio intiman bastante, por lo que podemos ver como es Aracil en realidad; egoísta hasta la médula, sólo se preocupa por su imagen y por ser superior a los demás. Durante el verano, Andrés conoce un poco más a Montaner y, pese a sus diferenciados ideales, se hacen amigos. Aún así, Montaner resulta ser un hipócrita: cuando se encuentra a solas con Hurtado habla mal de Aracil y sin embargo, cuando llega Julio pasado el verano, corren los dos a reunirse con él.



En el cuarto curso hay de nuevo otra motivación para Andrés, la clase de Letamendi, un profesor que es considerado un genio por todos los alumnos, y que se dice que es uno de esos hombres que deberían conocerse internacionalmente, pero que la ignorancia de los otros países europeos sobre España y su cultura hace no sea posible. Se acepta la teoría de que esta falta de saber sobre lo español se debe al odio que sienten los otros países hacia España.

Andrés empieza a leer el libro de Letamendi de matemáticas aplicadas a la biología y queda completamente entusiasmado. Así pues, convencido de que impresionará a sus amigos (esos amigos que sólo saben hablar que si de Beethoven que si de Wagner) se ve un día con ellos y les explica la teoría que ha descubierto en el libro. Los jóvenes, en su mayoría ingenieros, se ríen de él, ya que las matemáticas que utiliza Letamendi se basan en principios no válidos, es decir, que no son más que juegos ingeniosos.

Como no, Hurtado se lleva otra decepción, aunque la palabrería de Letamendi le induce a introducirse en el mundo de la filosofía y leyó a Fichte, Schopenhauer y Kant y, no con poca dificultad, llega a comprenderlos y a aadmirarlos.

Al empezar el siguiente curso, Luisito, su hermano pequeño, cae enfermo y el médico que le trata no le da ningún remedio aunque Andrés le sugiere varios. Durante la enfermedad del hermano menor, por el que Andrés siente un especial cariño, se une más a su hermana Margarita, que se queda noche sí y noche también al lado del enfermo cuidándole.

Durante el curso, Hurtado se hace amigo de un compañero de clase mayor que él llamado Lamela, que es un romántico enamorado de una señora que él dice que es la más bella de todas y que está enamorada de él y, sin embargo es una mujer poco agraciada que miraba a Andrés con desprecio.

Cuando Hurtado y Aracil empiezan unos cursos que da un médico en el hospital de San Juan de Dios Hurtado de deprime de nuevo debido a los malos tratos que reciben las enfermas internas en el hospital. Nadie las respeta; las tienen encarceladas sin poder ver el sol ni sentir el aire, y las privan de cualquier placer que puedan tener. Así pues, Andrés decide no volver más por ahí y, cuando llegan los exámenes de alumnos para ir de internos al hospital central, le pide a Iturrioz que le recomiende y sólo él y Aracil, que también ha pedido recomendación, salen aprobados.

Ahí encuentra todavía más motivos de decepción, parece que el pesimismo de Schopenhauer está presente en todos los aspectos de la vida. En el hospital también encuentra una falta de moralidad muy grande, falta de humanismo y de preocupación por los pacientes. También hay el hermano Juan, que entrega su vida al cien por cien a los enfermos del hospital, pero Andrés también se siente asqueado por él, ya que no encuentra humano querer vivir rodeado continuamente de desesperación y dolor. No ve la normalidad por ningún lado, no hay un punto intermedio en ninguno de los aspectos de su vida, parece que solo existen los extremos.

Otro punto interesante a destacar es el diario de una monja que encuentra en el hospital, que está escrito de manera sencilla, natural, relatando el día a día del hospital con una gracia que sorprende realmente a Hurtado.



Me gustó mucho ese detalle del diario. Supongo que es emocionante pensar en la sensibilidad que demuestra Andrés (y, por consecuencia) Baroja, al saber apreciar realmente la belleza de la sencillez y emocionarse por eso. Quizás sea simplemente porque me gustó la idea de pensar que nuestra vida del día a día puede parecer hermosa vista desde fuera por gente que no conocemos.

El tren paró por tercera vez. Cerré el libro con prisas para no quedarme encerrada en el vagón sin poder salir en la parada correspondiente y, sumida en mis pensamientos, salí a la calle. El frío del aire me recordó que ya quedaba poco para que llegase el invierno, y sonreí como una niña cuando vi que mi aliento formaba un vaho todavía poco consistente que anunciaba que en unos minutos, cuando llegase a casa, la chimenea encendida con mi perro tumbado delante me parecería el paraíso.

lunes, 8 de noviembre de 2010

El Árbol de la Ciencia. Pequeño resumen de los primeros 5 capítulos

El libro empieza en las puertas de la universidad de arquitectura, el primer día de curso de la carrera de medicina. Sí, he dicho medicina. La educación estaba tan mal en ese momento que los estudiantes de medicina tenían que desplazarse por todo el centro para ir de una clase a la otra. Andrés Hurtado encuentra allí a un viejo amigo por el que siente bastante antipatía y deciden que van a estudiar juntos, junto a otro chico llamado Montaner.

La primera clase resulta una completa decepción para Andrés. El profesor es un hombre presuntuoso y ridículo, quien gusta de aplausos y alabanzas y todos los alumnos, en su mayoría provenientes de provincias y puebluchos, se ríen de él y montan escenas escandalosas en cuando pueden. Sólo quieren fiesta, lujos y mujeres. Jugar, pasarlo bien y no preocuparse por nada.

Aún así también hay algunos estudiantes que quieren prestar atención, difícil tarea en medio del ruido que provocan los alborotadores y todavía más complicada debido al poco acceso a la cultura europea por parte de España. Querían hacer creer que España era grande y poderosa todavía, y para eso decían que lo grande en España era pequeño fuera, y al revés.

Esta restricción provoca un estancamiento de pensamiento, no se puede avanzar. Ahí puede comprobarlo Hurtado al empezar a estudiar. Los profesores son todos viejísimos y nadie les presta atención. No intentan explicar nada, no les importa si sus alumnos comprenden o no aquello que ellos explican y no son capaces de mantener la disciplina y el orden. Son completamente ineptos: dan una enseñanza casi al cien por cien mnemotécnica y muy poco práctica, que a Andrés le produce una profunda insatisfacción y decepción. Él esperaba encontrar una mezcla entre disciplina y respeto y atención al alumnado, pero no hay ninguna de las dos cosas.

Poco a poco empezamos a conocer a Andrés. Baroja nos habla de la familia Hurtado; la madre murió cuando él era joven, y su padre se gasta los pocos dineros que tienen en lujos totalmente prescindibles, como ropa interior de seda, y frecuenta demasiado a menudo bares. Está bien relacionado con gente de buena posición social y es muy atento y amable con ellos, al contrario que con su familia, a quienes no presta la menor atención. Sus ideales son opuestos a los de Andrés, por lo que discuten por todo, y son tan diferentes que al final llegan a un acuerdo de mutua ignorancia. Su hermano mayor es igual que su padre, incluso peor, y Andrés se siente asqueado por él. Con el segundo hermano empezando por la cabeza no mantiene relación alguna, ni de desprecio, ni de admiración ni de cariño.

Su hermana Margarita es la única por la que Andrés siente un mínimo aprecio. Aunque exteriormente parece fría y seca, es muy sensible, aunque ha adoptado una postura de resignación en frente a la vida y el dolor. Se encarga de todas la tareas de la casa y, todo y estar capacitada para llevar la administración de la casa, su padre no le deja y malgasta lo poco que tienen. Por último, está Luis, el pequeño; un niño cariñoso, sencillo y enfermizo que Andrés aprecia bastante.


Sus amigos tampoco le aportan respuestas a las muchas preguntas existenciales que se hace Andrés. Están Julio Aracil, su viejo amigo, y Montaner. Aracil es ambicioso, y no le preocupan los medios si justifican el fin. Es muy hábil y manipulador, y todo lo que hace es con el fin de ganar dinero. Es egoísta y cruel, sólo se preocupa por su apariencia y se ríe de los demás para demostrar su poder.

Montaner, por su parte, demuestra su incompatibilidad con Andrés desde el primer momento, debido a sus opuestos ideales. Montaner es conservador y monárquico y sus gustos literarios no son tampoco del agrado de Hurtado.


Debido a la poca realización que encuentra en la vida, a la falta de amor y cariño por parte de su familia, y a su infancia solitaria, Andrés se aísla un poco, buscando la soledad y la tranquilidad en una pequeña buhardilla que ha arreglado para convertilo en una pequeña habitación.

Su distracción consiste en leer y observar la vida desde la ventana de su cuarto. Se inventa historias para todo lo que ve y le pone nombres a los monumentos y edificios que se ven desde ahí.

Al finalizar el curso, la única asignatura que suspende es química (la clase del profesor pretencioso y amante de los aplausos) y se pasa todo el verano estudiando. Aún así, no entiende nada, y todo lo que memoriza lo olvida pasados unos pocos días. Así pues, de dirige a su tío Iturrioz para que le recomiende y, tras hacer el examen sabiendo que merecía un suspenso, lo aprueban.


Iba a pasar la página y estaba tan sumida en mis propios pensamientos, intentando relacionar algunos de los conceptos que habíamos trabajado en clase con lo que acababa de leer, que mi madre tuvo que llamarme varias veces a cenar. Me costó bastante levantarme del calor de mi cama, deshacerme del edredón y poner los pies descalzos en el suelo frío, aún así, el olor que venía de la cocina era tan bueno que no pude resistirme y mi barriga lanzó un pequeño ruido que, en su lenguaje, se podría traducir a “tengo hambre”.

Antes de empezar a leer El Árbol de la Ciencia.

El árbol de la ciencia es uno de los libros más conocidos de Pío Baroja, el más autobiográfico. Está dividido en seis partes, separadas de la primera a la tercera y de la cuarta a la sexta.
Habla de la vida de Andrés Hurtado, un joven madrileño inquieto por encontrarle un sentido a la vida.
La primera parte nos cuenta su vida como estudiante de medicina, y la segunda parte ya trata más su vida como adulto.

Podemos ver en este libro el pensamiento pesimista de Arthur Schopenhauer, que cree que estamos destinados a sufrir.

No sólo podemos ver este corriente de pensamiento si no que Baroja también refleja muy bien le España de la época, y el ambiente del Madrid de aquél entonces casi se puede oler mientras vas pasando las páginas del libro.

El árbol de la ciencia

El árbol de la ciencia me enganchó desde la primera página. Mari Carmen nos había contado un poco la relación entre el título del libro y su argumento, pero hasta que no leímos un poco no lo pudimos comprender de verdad. Nos hizo hacer una redacción sobre la relación entre la evolución del pensamiento de Andrés Hurtado, su protagonista, y el título del libro, que creo realmente que es interesante de leer antes de empezar a leer la primera página, ya que, si nos paramos a pensar un poco más detalladamente lo que estamos leyendo podemos encontrarle un sentido más profundo a casi cada frase que escribió Baroja.

Relación del título de la novela y el pensamiento que va elaborando Andrés Hurtado fruto de sus experiencias vitales


[…] En el centro del paraíso había dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. El árbol de la vida era inmenso, frondoso. El árbol de la ciencia no se dice cómo era; probablemente sería mezquino y triste [...]

Pío Baroja nos habla del árbol de la ciencia, del causante del pecado original. El hombre cedió a la tentación de saberlo todo, incluso sabiendo que le iba a traer desgracias.

Andrés Hurtado ve todo lo que le rodea como una fuente inagotable de desgracias, como si el hecho de que Adán hubiera tomado el fruto de la ciencia, en vez de comer del árbol de la vida le diera al conocimiento en sí un futuro amargo de decepción.

Debido a sus experiencias vitales, Hurtado elabora el principio de un pensamiento sobre el mundo y empieza a hacerse una idea sobre qué es la vida al ir observando la sociedad, pero esta capacidad de ver y comprender solamente le trae infelicidad y una continua sensación de que la vida es una cosa fea, sin color y sin sentido.

El árbol de la ciencia que sale en el Génesis daba a todo aquél que comía sus frutos capacidad para comprender el mundo en su totalidad, para tener el conocimiento absoluto sin el mínimo esfuerzo, para comprender la vida.

Los científicos de la época de Hurtado creen saberlo todo. Su sabiduría es la máxima, y nadie se interesa en aumentar este grado de intelectualidad. Es como si la ciencia hubiera hecho crecer otro árbol como el del Génesis pero en vez de ramas tuviera doctrinas y los frutos, evidentemente, igual que en el mito, fueran consecuencias negativas, desgracias.

Lo que significa el título, en parte, es la decepción que se lleva Andrés Hurtado de la ciencia y de la vida en general.

Cada rama es un aspecto de su vida, y todos los frutos que recoge, aunque puedan parecer muy bonitos y tengan un aspecto maravilloso son, simplemente, portadores de desgracias. No sólo para él, sino para la humanidad. Hay alguna cosa que no funciona bien en la savia del árbol que hace que todos sus frutos estén podridos y que no se pueda sacar nada de provecho, ya que no sólo los frutos están maltrechos, sino que las raíces no se aguantan sobre un suelo con suficientes minerales. No hay una buena base para el crecimiento de este árbol de la ciencia, no hay una buena base para la vida de Andrés, por lo que es imposible que los frutos maduren jugosos y bonitos.

Todos hemos caído en la tentación de comer de esos frutos alguna vez, pensándonos que podríamos saberlo todo con tan sólo un mordisco, y Hurtado en este caso haría el papel de Adán.

Al principio elige estudiar medicina porqué cree que pude cambiar el mundo, tiene ansias de saber, pero en vez de encontrar el saber absoluto, Adán se encuentra fuera del paraíso y se da cuenta de sí mismo y de su desnudez, y a medida que va aumentando más y más su conocimiento, mayor es la desgracia que ve en la vida, mayor es su decepción y su sentimiento de culpa e impotencia. A medida que Andrés va entrando en el campo de la ciencia, más sabe y más conoce, pero no aprende casi nada, ya que no entiende lo que le enseñan. Tiene ese sentimiento de que hay algo que no va bien, tiene ganas de cambiar el mundo, pero después de observarlo se da cuenta de que no puede hacer nada, y de ahí su sentimiento de impotencia, que acaba en resignación.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Pío Baroja


Mari Carmen hablaba de Pío Baroja como si lo hubiera conocido, tales eran sus conocimientos acerca su vida. Igual que el grupo del 98, su gran interés por la literatura se reflejaba en cada una de sus palabras...

Resulta que Pío Baroja era un hombre muy tímido, un poco cerrado en sí mismo. Era muy solitario, aunque siempre se encontraba rodeado de gente y organizaba tertulias en su casa, pero en su interior estaba completamente aislado. Era distinto a todo el mundo y no se sentía cómodo en la sociedad, era demasiado inteligente, demasiado observador. Leía mucho y estaba en contacto con pensadores reconocidos que habitaban fuera de España. Tenía mucha curiosidad por todo, y esa sensación de querer ir siempre más allá, siempre querer saber más, le producía una profunda insatisfacción.
Admiraba mucho a Schopenhauer, el filósofo del pesimismo, y podemos ver reflejado su corriente de pensamiento en muchas de sus obras.



Pío Baroja nació el 28 de diciembre de 1872 en San Sebastián, en la casa que su abuela tenía en la calle Ocuendo. Vivió allí con su familia hasta que se trasladaron a Madrid, cuando Baroja tenía tan solo siete años. No mucho más tarde se volvieron a trasladar, esta vez a Pamplona, por motivos de trabajo.
Luego volvieron a Madrid. Todo este ir y venir no hacía más que hacer de Baroja un niño solitario, no muy propenso a hacer amigos. ¿De qué le iba a servir tener amigos en una ciudad si no estaría allí más que unos pocos años?
Él mismo decía que se sentía distinto a los demás por un exceso de sensibilidad respecto a los más débiles, aunque más tarde atribuyó esta misma característica a su timidez.
Leyó mucho durante su infancia, debido a su poca sociabilidad, pero nunca destacó como buen estudiante, seguramente por falta de interés por todo aquello que le enseñaban. A él le interesaba mucho más la vida en sí y lo que esta palabra significaba realmente.

Empezó la carrera de Medicina en Valencia. Escogió esta carrera porque quería entender la vida y poder librar del sufrimiento a la gente enferma. Aún así, no encontró realmente lo que él esperaba y se sintió decepcionado.

Se doctoró en Madrid, su amada ciudad, con su tesis sobre el dolor, estudio psicofísico. Ya podemos ver aquí su obsesión por el dolor y el sufrimiento que se reflejó más tarde en sus obras. Ejerció de Médico durante muy poco tiempo, en Cestona, dónde descubrió que la medicina no podía realmente salvar a la gente del sufrimiento. Tenía un pensamiento similar a Schopnehauer, que creía que todos los humanos estábamos destinados a sufrir y que no se podía evitar ese destino.

Al volver a Madrid asqueado de su profesión se quedó la panadería de su hermano a su cargo. Fue entonces cuando reprendió su vida con sus antiguos amigos y empezó a escribir, su verdadera pasión. Publicó su primera obra en 1900, Vidas sombrías , y su éxito fue tal que, al cabo de poco dejó el negocio del pan y de dedicó plenamente a su vocación. Hizo alguna incursión en el campo de la política, pero fueron un fracaso, así que se dedicó en exclusiva a escribir y viajar, sus dos grandes pasiones. Viajó por casi toda España, aunque la ciudad que más veces visitó fue París.

Por ese entonces se movía con Azorín y Maeztu y fue en aquél momento que formaron el grupo de los tres, aunque este se disolvió enseguida y Baroja siguió su camino en las letras.
Escribió mucho, y todas sus obras reflejan la España de la época. Sus novelas, libros y cuentos eran oscuros, pesimistas, pero también había en ellos una sensación de amor a la vida que le daba una chispa de alegría a todo aquello que escribía. Podemos ver esta alegría, este amor, en las descripciones que hace de los paisajes, con técnicas impresionistas, simplemente dibujándonos lo que él imaginaba en su mente con suaves pinceladas, sin llegar a definir los bordes.

Fue un escritor muy prolifero, escribió muchísimo, y cada vez era más reconocido. En 1935 ingresó en la Real Academia de la Lengua Española, y su discurso de ingreso fue contestado por Marañón. Participó en muchas revistas, simpatizando con los anarquistas y los comunistas, aunque no llegó a militar en ninguno de esos partidos. Pese a su actitud solitaria, hizo muchas apariciones públicas e incluso participó en la versión cinematográfica de Zalacaín el aventurero como actor.

Dejó muy claro en su testamento que no quería ser enterrado por la iglesia, ya que no creía en el sistema eclesiástico, y, al ser una figura públicamente reconocida organizó un verdadero escándalo al morir, el 30 de octubre de 1956, ya que lo enterraron por civil .

Aquí cito algunas de sus obras. Fuente: www.wikipedia.com

[...] El propio autor agrupó sus novelas, un poco arbitrariamente, en nueve trilogías y una tetralogía, aunque es difícil distinguir qué elementos pueden tener en común: Tierra vasca, La lucha por la vida, El pasado, El mar, La raza, Las ciudades, Agonías de nuestro tiempo, La selva oscura, La juventud perdida yLa vida fantástica.

  • Tierra vasca agrupa La casa de Aitzgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903) y Zalacaín el aventurero (1909).
  • La lucha por la vida integra La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora Roja (1905).
  • La raza está formada por El árbol de la ciencia (1911), La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909).
  • El pasado agrupa La feria de los discretos, Los últimos románticos y Las tragedias grotescas.
  • La vida fantástica está formada por Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901), Camino de perfección (pasión mística) (1901) y Paradox rey (1906).
  • Las ciudades agrupa César o nada (1910); El mundo es ansí (1912); La sensualidad pervertida: ensayos amorosos de un hombre ingenuo en una época de decadencia (1920).
  • El mar: Las inquietudes de Shanti Andía (1911); El laberinto de las sirenas (1923); Los pilotos de altura (1931); La estrella del capitán Chimista (1930).
  • Los amores tardíos: El gran torbellino del mundo (1926); Las veleidades de la fortuna (1927); Los amores tardíos (1942).
  • La selva oscura: La familia de Errotacho (1932); El cabo de las tormentas (1932); Los visionarios (1932).
  • La juventud perdida: Las noches del Buen Retiro (1934); Locuras de carnaval (1937); El cura de Monleón (1936).

He resaltado con rojo el libro que estudiaremos este trimestre, el árbol de la ciencia, que es su libro más autobiográfico.

El grupo del 98

Mari Carmen hablaba entusiasmada de los autores de ese momento y de sus características, y su pasión por ese tema se podía casi tocar, se olía en el ambiente. Quizás fue esta la razón por la cual todos comprendimos el sentimiento del grupo del 98.

El grupo del 98 eran un grupo de jóvenes escritores nacidos entre el 1864 y el 1876 que sufrieron muy profundamente la decadencia del imperio Hispano. Intentaban encontrar un sentido a la vida, siempre desde una posición subjetiva y se preocupaban por los temas sociales que hacían referencia a la situación española.

Pasaron tres etapas distintas. En la primera defendían posturas revolucionarias y querían acabar con las instituciones españolas. En la segunda querían europeizar España, restituir la educación. tenían ideas reformistas. En la tercera cambió un poco su actitud y se volvieron mucho más espirituales. Buscaban el sentido de la vida, de la religión y de la existencia.

Aún así, durante las tres etapas escribían con un estilo sencillo, claro y directo. En vez de usar las largas frases del Realismo optaban por utilizar un lenguaje más cercano, más coloquial, más próximo a la gente de la calle. Distinguían entre la España real, completamente decadente, y la España oficial, falsa, que quería aparentar normalidad.
Podemos apreciar esa actitud pesimista enfrente la vida que antes comentaba en todos sus escritos. Evocaban la Castilla más pobre, con sus paisajes desolados, y también usaban técnicas impresionistas en la descripción, igual que los modernistas.

Los tres autores más relevantes del grupo del 98 son, sin duda, el Grupo de los Tres, formado por Pío Baroja, José Martínez Ruiz (Azorín) y Ramiro de Maeztu.
Los tres escritores se unieron para hacer una publicación en la revista Juventud que pretendía transformar España y europeizarla. En este manifiesto se decía textualmente que era necesario «aplicar los conocimientos de la ciencia en general en todas las llagas sociales». Según los Tres esas llagas eran: pobreza rural, hambre, alcoholismo y prostitución y las necesidades prioritarias: educación obligatoria, caja de crédito agrícola y legalización del divorcio.

Su publicación no tuvo el éxito esperado, así que cada uno siguió su propio camino en solitario con un sentimiento de derrota total.

Ramiro de Maeztu, que se había dedicado al periodismo, se fue de corresponsal a la guerra de Italia, y, al volver, empezó a desconfiar del sistema democrático liberal y se pasó al lado conservador de la política.
Una de sus obras, Hacia otra España, recoge gran parte de su participación en la prensa.
Al buscar información sobre él, me sorprendieron enormemente sus últimas palabras, que fueron, justo antes de morir fusilado en un Madrid republicano «Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero: ¡Para que vuestros hijos sean mejores que vosotros!»

José Martínez Ruiz, más conocido como Azorín venía de una familia rica y conservadora, y, después de sus años de anarquismo, al separarse el Grupo de los Tres sus inclinaciones eran claramente conservadoras. Fue entonces cuando empezó a usar su seudónimo definitivo, Azorín.
Intervino en la política desde el partido conservador, y fue cinco veces diputado, pero al empezar la dictadura de Primo de Rivera dejó sus actos públicos.
Una de sus obras más conocidas es Reflexiones de un pequeño filósofo.


Pío Baroja siguió su línea anarquista aunque muy solitario ya. Siguió escribiendo y participó también en la política, aunque tampoco tenía muchas relaciones sociales.
Entre sus obras consta El árbol de la ciencia, que es el libro que íbamos a estudiar durante ese trimestre.