Menos mal que con los rifles no se matan las palabras

martes, 21 de diciembre de 2010

Pequeño resumen de la quinta parte

Aunque parezca increíble, leí la quinta y la sexta parte en la parte trasera de un coche indio, viajando entre Pushkar y Agra (más de 9 horas de viaje) para ver el Taj Mahal. La verdad es que todavía no entiendo como conseguí concentrarme en descifrar las letras negras sobre el papel; la Índia es un caos, y creo que es imposible encontrar más de medio segundo de silencio en ninguna parte que no sea un templo. Los coches no usan el intermitente, y para avisar de sus movimientos, pitan. Hay pitidos de bocina por todos los lados, gente chillando para hacerse oír en medio del tráfico y vacas cruzando la carretera provocando gritos y los chirridos que provocan los coches al frenar. Y aún así, ignoré el caos que nos rodeaba y me sumergí de nuevo en el libro.


Andrés por fin consigue la plaza de médico de pueblo que quería, así que se va a Alcolea del Campo a ejercer su profesión. Allí se instala en una fonda y va a conocer el otro médico, que le advierte de que no piense en ganar dinero porque todos los pacientes ricos los atiende Don Tomás. En la fonda solamente comen carne y no pueden ducharse decentemente, de manera que Andrés pide trasladarse y va a una casa un poco apartada de una familia que se dedica al vino.

El hombre de la casa es un personaje gordo y estúpido que tiene por mujer una hermosa y elegante dama, muy inteligente. Ambos tienen una hija de unos 12 años.

Un día que el otro médico (llamado Sánchez) se ha ausentado para ver una corrida de toros, la hija del molinero se pone enferma y Andrés la visita, viendo el estado crítico en el que se encuentra y decide que debe ser operada de inmediato. Afortunadamente, la operación sale bien, pero Sanchez se enfada porque cree que Andrés pretende robarle clientes.

Preguntando, Andrés se entera de que anteriormente Alcolea no tenía problemas económicos, ya que España hizo un tratado con ellos con el negocio del vino, pero al terminar ese tratado nadie decidió cambiar de cultivo, por lo que empobrecieron debido a la falta de instinto colectivo.

Hay dos posiciones políticas en el pueblo, los conservadores y los liberales (mochuelos y ratones), pero nadie hace nada para arreglar la situación.

Poco a poco, Andrés empieza a odiar Alcolea. Se aburre continuamente, por lo que decide visitar el casino, donde conoce a los dos personajes más relevantes del pueblo para Andrés: un pianista y Don Blas, que es la reencarnación de Don Quijote.

En el pueblo se venden mucho las revistas pornográficas, y Andrés se da cuenta de que en un país donde la sexualidad es abierta y no es tabú, la pornografía está muy mal vista, mientras que en los sitios donde no se puede ni mencionar la palabra "sexo" la lectura más habitual son las revistas pornográficas.

El pueblo empieza a hablar mal de Andrés, de manera que este se gana una mala reputación y se encierra en la casa a leer, pero se amarga y cree que la culpa la tienen los libros filosóficos en los que se pierde, de manera que deja de leerlos e intenta con otra cosa, pero nada le sirve y empieza a caérsele el pelo y padece dolores articulares (ya que es neuro-artírtico) .

Así pues, decide que la única solución a sus problemas es una mujer, pero no hay ninguna que le guste. Decide ponerse a dieta y mejora visiblemente.

Una noche de invierno una mujer cae a la calle y Andrés llega demasiado tarde para salvarla, por lo que muere, aunque sus últimas palabras son el nombre de su marido, por lo que todo el mundo cree que ha sido asesinada.

Los tres médicos hacen la autopsia, y Sánchez apoya la postura popular, aunque en su investigación puramente científica Andrés comprueba que se trata de un suicidio, así que sale en la defensa del víduo. El tercer médico, Don Tomás, no dice nada.

Por culpa de eso, Andrés es odiado por la población de Alcolea y ya nadie le tiene en estima, por lo que decide marchar.

La última noche, aprovechando que el amo de la casa no está, se acuesta con su mujer y duermen juntos toda la noche pero, al despertar y ella darse cuenta de lo que ha pasado, sale corriendo llorando.


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