Menos mal que con los rifles no se matan las palabras

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Pequeño resumen de la sexta y la séptima parte

En la misma situación que la entrada anterior.

Andrés vuelve a Madrid justo en el momento en que empieza la guerra contra las colonias americanas. Se vive en la ciudad un espíritu vencedor, todo el mundo cree que España ganará, pero resulta que pierden, y de mucho, tal como había dicho Iturrioz, y todo el mundo olvida rápidamente el tema.

Un día Andrés se dirige a casa de su tío para hablar de su experiencia en Alcolea, y la conclusión que saca Iturrioz es que la naturaleza da espíritu de miserable al pobre y espíritu de rico al rico, de manera que nadie se pregunta el porqué de su condición.

Se encuentra a Fermín Ibarra, que le cuenta que se va a trabajar fuera de España, donde le han comprado todos sus inventos y le pagan por investigar todo aquello que los españoles han despreciado.

También se encuentra con su viejo amigo Montaner, que consiguió sacarse la carrera a duras penas, que le habla de Aracil, su otro compañero de universidad, que un día de ayudó y trabajaron juntos pero que cuando le interesó se asoció con otro que tenía más dinero y le dejó colgado. Le cuenta también que prostituye a su mujer con tal de poder ganar dinero y los favores de sus socios.

Un día ve a Lulú, quien le pone al día de nuevo: Julio Aracil había dejado a su hermana Niní, pero Lulú se las arregló para casarla con Prudencio, con quien era bastante feliz. Además, este, como muestra de agradecimiento, le había puesto una tiendecita a Lulú para que pudiera ganarse la vida dignamente confeccionando gorritos para recién nacidos.

Gracias a un amigo de su padre encuentra trabajo como médico de higiene, trabajo que no le gusta para nada, en el que tiene que visitar burdeles para dar el alta a las prostitutas. Al principio intenta ejercer como dios manda, pero luego ve que es imposible y empieza a hacer la vista gorda. Le llegan cartas de desesperadas prostitutas que le piden que les ayude, aunque él no puede hacer nada.
Cuando va a visitar los prostíbulos, ve que los clientes acostumbraban a ser señoritos de buena clase, cosa que le hace pensar que la clase alta se está preparando para dominar a la clase más pobre.

Un día le cuenta sus inquietudes a Lulú, a quien visita a menudo en la tienda de confección, y esta le convence para que deje el trabajo, a lo que Andrés se encuentra trabajando en la Esperanza, un hospital de pobres que aún encoleriza más a Hurtado y aumenta su instinto antisocial. Lo único que le tranquiliza son la visitas a Lulú de los domingos, cuando va a pasear con ella y su madre.

En estas que un día va a atender a un pobre que resulta ser Villasús, el pobre poeta que se creía artista, y a los pocos días este muere, a lo que todos los amigos bohemios de Villasús acuden y dicen que quizás su amigo todavía sigue vivo.

Después de largas charlas sobre el amor con Lulú, donde Andrés explica que el amor no es más que un disfraz que hace la necesidad de reproducción de los humanos, un día Hurtado siente la necesidad real de irla a visitar, y ahí se le declara y la besa, y ella le dice que se enamoró de él el primer día en que le vió.

Así pues, Andrés a a ver a su tío Iturrioz a pedir consejo, contándole su situación sin explicarle que es él de quien habla. El tío le dice que si es un hombre fuerte, que se case y tenga hijos, y que si no lo es, que se case, pero que no tenga hijos, ya que dice que procrear para no poder dar una vida digna a los hijos es la cosa más cruel que hace la humanidad. Así pues, Andrés le dice que va a casarse.

Andrés y Lulú se casan por la iglesia, ya que es así como quiere ella, y Iturrioz le consigue un trabajo como traductor de artículos científicos a nuestro protagonista. Se van a vivir juntos y Andrés se niega a que Dña. Leonarda viva con ellos, aunque cogen a Venacia para que les ayude con la casa.

La distribución de la casa no es nada normal, ya que Andrés quiere que sea muy higiénica y que tenga tanta luz natural como sea posible, y que el espacio no se ocupe con cosas innecesarias. Cada vez está más a gusto, y la pareja es absolutamente feliz, aunque Andrés vive en tanta paz que tiene mucho miedo a perder la tranquilidad que ha conseguido.

Y, efectivamente, Lulú empieza a deprimirse porque no tienen hijos, y está tan triste que Andrés está todo el día angustiado y no puede disfrutar de su tranquila vida. Un día Lulú le dice que está embarazada, y eso angustia más a Andrés, ya que se considera a si mismo un ser débil e indigno de tener hijos, ya que no quiere llevar al mundo seres que vean lo mismo que ha visto él, y empieza a tomar morfina para calmar los nervios.

Durante el parto, hay una complicación con el cordón umbilical y el bebé nace muerto. Lulú, por la pérdida de sangre, muere en tres días, y cuando van a buscar a Andrés para ir al entierro le encuentran muerto en la cama, porque se ha suicidado envenenándose.

Terminé la última página y giré el libro para releer la portada. El traqueteo del coche empezaba a hacer mella en mi cuerpo, encogida entre las maletas en una posición amorfa, intentando encontrar una postura óptima para poder cerrar los ojos. Ahora que Andrés descansaba en paz podía dormir.



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