- La voluntad, de Azorín
- Camino de perfección, de Baroja
- Amor y pedagogía, de Unamuno
- Sonata de otoño, de Valle Inclán
lunes, 27 de diciembre de 2010
Renovación del grupo del 98
Séptima parte. Fin de la lectura y otro punto de vista del 98
domingo, 26 de diciembre de 2010
Análisi de la sexta parte.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Pequeño resumen de la sexta y la séptima parte
Terminé la última página y giré el libro para releer la portada. El traqueteo del coche empezaba a hacer mella en mi cuerpo, encogida entre las maletas en una posición amorfa, intentando encontrar una postura óptima para poder cerrar los ojos. Ahora que Andrés descansaba en paz podía dormir.
Análisi de la quinta parte
martes, 21 de diciembre de 2010
Pequeño resumen de la quinta parte
Aunque parezca increíble, leí la quinta y la sexta parte en la parte trasera de un coche indio, viajando entre Pushkar y Agra (más de 9 horas de viaje) para ver el Taj Mahal. La verdad es que todavía no entiendo como conseguí concentrarme en descifrar las letras negras sobre el papel; la Índia es un caos, y creo que es imposible encontrar más de medio segundo de silencio en ninguna parte que no sea un templo. Los coches no usan el intermitente, y para avisar de sus movimientos, pitan. Hay pitidos de bocina por todos los lados, gente chillando para hacerse oír en medio del tráfico y vacas cruzando la carretera provocando gritos y los chirridos que provocan los coches al frenar. Y aún así, ignoré el caos que nos rodeaba y me sumergí de nuevo en el libro.
Andrés por fin consigue la plaza de médico de pueblo que quería, así que se va a Alcolea del Campo a ejercer su profesión. Allí se instala en una fonda y va a conocer el otro médico, que le advierte de que no piense en ganar dinero porque todos los pacientes ricos los atiende Don Tomás. En la fonda solamente comen carne y no pueden ducharse decentemente, de manera que Andrés pide trasladarse y va a una casa un poco apartada de una familia que se dedica al vino.
El hombre de la casa es un personaje gordo y estúpido que tiene por mujer una hermosa y elegante dama, muy inteligente. Ambos tienen una hija de unos 12 años.
Un día que el otro médico (llamado Sánchez) se ha ausentado para ver una corrida de toros, la hija del molinero se pone enferma y Andrés la visita, viendo el estado crítico en el que se encuentra y decide que debe ser operada de inmediato. Afortunadamente, la operación sale bien, pero Sanchez se enfada porque cree que Andrés pretende robarle clientes.
Preguntando, Andrés se entera de que anteriormente Alcolea no tenía problemas económicos, ya que España hizo un tratado con ellos con el negocio del vino, pero al terminar ese tratado nadie decidió cambiar de cultivo, por lo que empobrecieron debido a la falta de instinto colectivo.
Hay dos posiciones políticas en el pueblo, los conservadores y los liberales (mochuelos y ratones), pero nadie hace nada para arreglar la situación.
Poco a poco, Andrés empieza a odiar Alcolea. Se aburre continuamente, por lo que decide visitar el casino, donde conoce a los dos personajes más relevantes del pueblo para Andrés: un pianista y Don Blas, que es la reencarnación de Don Quijote.
En el pueblo se venden mucho las revistas pornográficas, y Andrés se da cuenta de que en un país donde la sexualidad es abierta y no es tabú, la pornografía está muy mal vista, mientras que en los sitios donde no se puede ni mencionar la palabra "sexo" la lectura más habitual son las revistas pornográficas.
El pueblo empieza a hablar mal de Andrés, de manera que este se gana una mala reputación y se encierra en la casa a leer, pero se amarga y cree que la culpa la tienen los libros filosóficos en los que se pierde, de manera que deja de leerlos e intenta con otra cosa, pero nada le sirve y empieza a caérsele el pelo y padece dolores articulares (ya que es neuro-artírtico) .
Así pues, decide que la única solución a sus problemas es una mujer, pero no hay ninguna que le guste. Decide ponerse a dieta y mejora visiblemente.
Una noche de invierno una mujer cae a la calle y Andrés llega demasiado tarde para salvarla, por lo que muere, aunque sus últimas palabras son el nombre de su marido, por lo que todo el mundo cree que ha sido asesinada.
Los tres médicos hacen la autopsia, y Sánchez apoya la postura popular, aunque en su investigación puramente científica Andrés comprueba que se trata de un suicidio, así que sale en la defensa del víduo. El tercer médico, Don Tomás, no dice nada.
Por culpa de eso, Andrés es odiado por la población de Alcolea y ya nadie le tiene en estima, por lo que decide marchar.
La última noche, aprovechando que el amo de la casa no está, se acuesta con su mujer y duermen juntos toda la noche pero, al despertar y ella darse cuenta de lo que ha pasado, sale corriendo llorando.
lunes, 20 de diciembre de 2010
Análisis de la cuarta parte
sábado, 20 de noviembre de 2010
Zuloaga, el doble de Baroja
Al terminar el control, la profesora nos enseñó imágenes del pintor vasco, en su mayoría retratos y pinturas de personajes para que nos pudiéramos ir haciendo una idea de cómo eran los personajes del libro de Baroja. Me sorprendió enormemente por dos razones, la primera fue su pincelada, su manera de pintar, que me recordó muchísimo a cómo pintaba mi madre hace unos años. La otra, creo que comuna entre la mayoría de los alumnos de la clase, fue por los vestidos de las mujeres de la época. Yo me imaginaba otro tipo de mujeres, con vestidos oscuros y largos, de cintura alta. Con el pelo recogido y la mirada un poco baja, sin el posado altivo de las mujeres de los cuadros de Zuloaga. Vestían con prendas muy coloridas, llevaban el pelo suelto, melena al viento y los ojos pintados con desdén, como si pretendieran atraer todas las miradas.
Carmen Arconada retratada por Zuloaga.
Ignacio Zuloaga nació el 20 de junio de 1870, dos años antes que Baroja en el país vasco, igual que nuestro autor. La verdad es que no tenían en común solamente la fecha y el lugar de nacimiento, sino que se parecían en todo, incluso físicamente. Igual que los libros de Baroja, los cuadros de Zuloaga tenían un gran carisma humano. Pintaba de una forma un poco impresionista: jugaba mucho con la luz para darle a la pintura un aspecto u otro. Usaba, en su mayoría, tones ocres, colores otoñales, que le daban a sus personajes ese aire de las tierras costaneras más cálidas, esa salud que también aprecia Hurtado en Margarita en cuanto la ve después del verano.
En las imágenes que nos pasó, nos enseñó un autorretrato que se hizo de joven, en donde se parece bastante al protagonista de nuestro libro, Andrés Hurtado, a quien Baroja crea a su semejanza. En otro autorretrato de bastantes años más tarde se podía ver también el increíble parecido con Pío Baroja de mayor, aunque no fue eso lo que más impresión me causó, sino el hecho de comprobar que los hombres de aquél entonces tampoco iban vestidos como yo imaginaba.
Autorretrato de Zuloaga ya mayor, donde podemos apreciar el parecido con Baroja.
Mari Carmen también nos enseñó paisajes pintados por Zuloaga, en los que pudimos ver claramente sus rasgos más definidos que le hacen pertenecer al grupo del 98. Comprobamos que el movimiento no fue sólo literario, que todos los géneros artísticos se influyen unos a otros. Pintaba paisajes castellanos, de la profunda Castilla; campos secos y extensos y pueblos pobres en medio de la nada. Sus cuadros estaban claramente influenciados por la técnica impresionista de los pintores de París, aunque tenía un estilo propio.
Viajó bastante, y vivió en Roma y en París, donde terminó de perfilar su estilo. Vivió en muchas partes de España, pero en la que pasó más tiempo fue en Segovia, ciudad que le inspiró en muchas de sus obras. Baroja también viajó mucho por España y por Europa, y Andrés comparte esa misma afición, aunque debe reprimir sus instintos viajeros por falta de dinero.
Murió en Madrid el 31 de octubre de 1935.
Aquí se puede ver un vídeo con más de sus cuadros.
viernes, 19 de noviembre de 2010
Análisis de la tercera parte
Pequeño resumen de la tercera parte
Unamuno
jueves, 11 de noviembre de 2010
Análisis de la segunda parte.
- La vida es una lucha constante donde nos vamos devorando unos a otros. Este concepto ya existía en la filosofía clásica, y vemos como la filosofía moderna de aquél momento vuelve a sus raíces antiguas para intentar comprender el mundo en su totalidad.
- Los humanos llamamos a cualquier conflicto una lucha en donde siempre hay un vencedor y un vencido simplemente porqué uno de los dos es más fuerte que el otro.
- Andrés se cuestiona hacia dónde va el mundo y, sin embargo, su máxima preocupación es esa eterna pregunta a la cual nunca encontramos respuesta. ¿Hago bien?
- ¿Es necesario indignarse por la injusticia? ¿qué es la justicia? Si una araña se come a una mosca, la justicia diría que mates a la araña para salvar al débil, pero así no podemos evitar que las otras arañas de coman más moscas. Ahí aparece el concepto de Naturaleza.
- Se puede domesticar un sujeto, pero se tardan siglos. Los humanos somos animales y actuamos según nuestros instintos, pero cuesta mucho cambiar nuestras acciones.
- El lobo es un lobo para el hombre. Solo conseguimos hacernos daño a nosotros mismos, tenemos la sensación de que todas las voluntades de Schopenhauer nos oponen resistencia y que tenemos que luchar contra ellos.
- Así pues, Iturrioz intenta convencer a Andrés de que no tenga tantas expectativas, que no sea tan perfeccionista ni tan romántico. Cambiar el mundo es imposible, y querer hacerlo solo nos conduce a la tristeza y la desesperación de la impotencia.
- Ante la vida no hay más que dos soluciones prácticas para el hombre sereno: ABSTENCIÓN y CONTEMPLACIÓN INDIFERENTE o ACCIÓN LIMITADA A UN CÍRCULO PEQUEÑO. Es absurdo estar en contra de una norma generalizada, ya que será imposible cambiarla y nos hará sufrir.
- En resumen, y lo siento por el coloquialismo, Iturrioz le dice a Andrés que no "se coma el coco", que eso solo le inducirá a un sentimiento de impotencia que le hará desgraciado.
Pequeño resumen de la segunda parte
Schopenhauer y el pesimismo
Creía que la vida en sí era sufrimiento, que todos estábamos destinados a sufrir durante toda nuestra existencia y que, para salvarnos de este sufrir eterno, la humanidad tenía que conectar con una realidad transcendental donde crear una lucha interior para liberarse del sufrimiento.
Su pensamiento pesimista proviene de Kant, que dice que la realidad no es más que la suma del SUJETO y de la COSA EN SÍ , que, juntas, daban pie a la realidad, que él llamó el fenómeno.
Schopenhauer daba soporte a esta teoría, pero la modificaba a su manera. Decía que la cosa en sí era VOLUNTAD. Todo el mundo estaba echo de voluntades. Por ejemplo, si intento romper un boli, noto una resitencia a la fuerza que hago. Esta resistencia es la voluntad de existir del bolígrafo.
Cuando esta voluntad llega al ser humano, se convierte en una voluntad muy fuerte, pero Schopenhauer creía que las voluntades de la humanidad no tenían finalidad, de ahí su conclusión a que el mundo no tienen ningún sentido, nuestra vida tampoco y, por consecuencia, nuestra voluntad tampoco. Nada de lo que hacemos sirve de nada, y este sentimiento de impotencia genera rabia, frustración y desesperación.
Nuestra esencia es una voluntad inútil, y la única solución posible es la muerte. Asi pues ¿por qué no nos suicidamos todos? Porque es ir contra nuestra naturaleza. Tenemos que vivir, pero vivir significa tener un seguido de objetivos, que crearan frustración, y la frustración generará sufrimiento. Por lo tanto, debemos buscar vías para eliminarlo.
Schopenhauer creía que había solamente tres caminos a seguir para hacer desaparecer el sufrimiento:
Camino estético, entre el que incluiríamos la Música.
Camino ético, la compasión.
Camino místico, la espiritualidad.
Así pues, la conclusión de Schopenhauer era que debíamos seguir uno de estos tres caminos para eliminar o reducir el sufrimiento de nuestras vidas.
De ahí viene su admiración por los budistas y a los ascéticos, que consagraban su vida a un dios o a una fuerza superior y se liberaban de todo lo humano para poder llegar a la comunicación total con ese ser. Desvalorizaban todo lo que tenían para acercarse a lo esencial, renunciaban a todo simplemente con su voluntad. Schopenhauer los admiraba porque sus voluntades sí que tenían un fin, un objetivo. Hacían un esfuerzo intelectual de abstracción que les llevaba a la felicidad.
En conclusión, Schopenhauer cree que un hombre de acción no conseguirá nada en su vida, que la única manera de conseguir la paz interior y un poco de felicidad es la resignación:No luches porque no te va a llevar a ningún sitio, no te opongas, déjate llevar, conviértete en un juguete del destino, no actúes.
Análisis de la primera parte del libro
El Árbol de la Ciencia. Pequeño resumen del capítulo 6 hasta el final de la primera parte.
El segundo curso resulta más fácil que el anterior, aunque las asignaturas que cursan pondrían el pelo de punta a cualquiera. En clase de Anatomía y de disección abren y estudian los cuerpos de muertos que nadie trata con el mínimo respeto. Los alumnos se ríen de la muerte y hacen bromas macabras en cuanto tienen ocasión.
Andrés hace dos nuevos amigos, con los que discute sobre los mismos temas que con Montaner y Aracil para poder comparar puntos de vista. Cuando se ve con esos amigos y otros jóvenes de su edad, el único tema que parece interesarles realmente es la música clásica, que si Wagner o Beethoven.
En su aislamiento, Hurtado empieza a ampliar su biblioteca con libros que saca de donde puede. Algunos se los da su tío Iturrioz, otros los consigue por sus propios medios y otros ya estaban en casa.
Llega el verano y empieza el nuevo curso, por el que Andrés se siente bastante ilusionado; en segundo se estudia Fisiología, y Hurtado cree que el estudio de las funciones de la vida va a parecerle muy interesante. Sin embargo no es así. El libro de texto que deben usar resulta ser un libro estúpido y aburrido, y el profesor explica con tan poca pasión e interés su materia que Andrés pierde cualquier motivación que tenía al principio.
Durante todo el segundo curso, Andrés y Julio intiman bastante, por lo que podemos ver como es Aracil en realidad; egoísta hasta la médula, sólo se preocupa por su imagen y por ser superior a los demás. Durante el verano, Andrés conoce un poco más a Montaner y, pese a sus diferenciados ideales, se hacen amigos. Aún así, Montaner resulta ser un hipócrita: cuando se encuentra a solas con Hurtado habla mal de Aracil y sin embargo, cuando llega Julio pasado el verano, corren los dos a reunirse con él.
En el cuarto curso hay de nuevo otra motivación para Andrés, la clase de Letamendi, un profesor que es considerado un genio por todos los alumnos, y que se dice que es uno de esos hombres que deberían conocerse internacionalmente, pero que la ignorancia de los otros países europeos sobre España y su cultura hace no sea posible. Se acepta la teoría de que esta falta de saber sobre lo español se debe al odio que sienten los otros países hacia España.
Andrés empieza a leer el libro de Letamendi de matemáticas aplicadas a la biología y queda completamente entusiasmado. Así pues, convencido de que impresionará a sus amigos (esos amigos que sólo saben hablar que si de Beethoven que si de Wagner) se ve un día con ellos y les explica la teoría que ha descubierto en el libro. Los jóvenes, en su mayoría ingenieros, se ríen de él, ya que las matemáticas que utiliza Letamendi se basan en principios no válidos, es decir, que no son más que juegos ingeniosos.
Como no, Hurtado se lleva otra decepción, aunque la palabrería de Letamendi le induce a introducirse en el mundo de la filosofía y leyó a Fichte, Schopenhauer y Kant y, no con poca dificultad, llega a comprenderlos y a aadmirarlos.
Al empezar el siguiente curso, Luisito, su hermano pequeño, cae enfermo y el médico que le trata no le da ningún remedio aunque Andrés le sugiere varios. Durante la enfermedad del hermano menor, por el que Andrés siente un especial cariño, se une más a su hermana Margarita, que se queda noche sí y noche también al lado del enfermo cuidándole.
Durante el curso, Hurtado se hace amigo de un compañero de clase mayor que él llamado Lamela, que es un romántico enamorado de una señora que él dice que es la más bella de todas y que está enamorada de él y, sin embargo es una mujer poco agraciada que miraba a Andrés con desprecio.
Cuando Hurtado y Aracil empiezan unos cursos que da un médico en el hospital de San Juan de Dios Hurtado de deprime de nuevo debido a los malos tratos que reciben las enfermas internas en el hospital. Nadie las respeta; las tienen encarceladas sin poder ver el sol ni sentir el aire, y las privan de cualquier placer que puedan tener. Así pues, Andrés decide no volver más por ahí y, cuando llegan los exámenes de alumnos para ir de internos al hospital central, le pide a Iturrioz que le recomiende y sólo él y Aracil, que también ha pedido recomendación, salen aprobados.
Ahí encuentra todavía más motivos de decepción, parece que el pesimismo de Schopenhauer está presente en todos los aspectos de la vida. En el hospital también encuentra una falta de moralidad muy grande, falta de humanismo y de preocupación por los pacientes. También hay el hermano Juan, que entrega su vida al cien por cien a los enfermos del hospital, pero Andrés también se siente asqueado por él, ya que no encuentra humano querer vivir rodeado continuamente de desesperación y dolor. No ve la normalidad por ningún lado, no hay un punto intermedio en ninguno de los aspectos de su vida, parece que solo existen los extremos.
Otro punto interesante a destacar es el diario de una monja que encuentra en el hospital, que está escrito de manera sencilla, natural, relatando el día a día del hospital con una gracia que sorprende realmente a Hurtado.
Me gustó mucho ese detalle del diario. Supongo que es emocionante pensar en la sensibilidad que demuestra Andrés (y, por consecuencia) Baroja, al saber apreciar realmente la belleza de la sencillez y emocionarse por eso. Quizás sea simplemente porque me gustó la idea de pensar que nuestra vida del día a día puede parecer hermosa vista desde fuera por gente que no conocemos.
El tren paró por tercera vez. Cerré el libro con prisas para no quedarme encerrada en el vagón sin poder salir en la parada correspondiente y, sumida en mis pensamientos, salí a la calle. El frío del aire me recordó que ya quedaba poco para que llegase el invierno, y sonreí como una niña cuando vi que mi aliento formaba un vaho todavía poco consistente que anunciaba que en unos minutos, cuando llegase a casa, la chimenea encendida con mi perro tumbado delante me parecería el paraíso.
lunes, 8 de noviembre de 2010
El Árbol de la Ciencia. Pequeño resumen de los primeros 5 capítulos
El libro empieza en las puertas de la universidad de arquitectura, el primer día de curso de la carrera de medicina. Sí, he dicho medicina. La educación estaba tan mal en ese momento que los estudiantes de medicina tenían que desplazarse por todo el centro para ir de una clase a la otra. Andrés Hurtado encuentra allí a un viejo amigo por el que siente bastante antipatía y deciden que van a estudiar juntos, junto a otro chico llamado Montaner.
La primera clase resulta una completa decepción para Andrés. El profesor es un hombre presuntuoso y ridículo, quien gusta de aplausos y alabanzas y todos los alumnos, en su mayoría provenientes de provincias y puebluchos, se ríen de él y montan escenas escandalosas en cuando pueden. Sólo quieren fiesta, lujos y mujeres. Jugar, pasarlo bien y no preocuparse por nada.
Aún así también hay algunos estudiantes que quieren prestar atención, difícil tarea en medio del ruido que provocan los alborotadores y todavía más complicada debido al poco acceso a la cultura europea por parte de España. Querían hacer creer que España era grande y poderosa todavía, y para eso decían que lo grande en España era pequeño fuera, y al revés.
Esta restricción provoca un estancamiento de pensamiento, no se puede avanzar. Ahí puede comprobarlo Hurtado al empezar a estudiar. Los profesores son todos viejísimos y nadie les presta atención. No intentan explicar nada, no les importa si sus alumnos comprenden o no aquello que ellos explican y no son capaces de mantener la disciplina y el orden. Son completamente ineptos: dan una enseñanza casi al cien por cien mnemotécnica y muy poco práctica, que a Andrés le produce una profunda insatisfacción y decepción. Él esperaba encontrar una mezcla entre disciplina y respeto y atención al alumnado, pero no hay ninguna de las dos cosas.
Poco a poco empezamos a conocer a Andrés. Baroja nos habla de la familia Hurtado; la madre murió cuando él era joven, y su padre se gasta los pocos dineros que tienen en lujos totalmente prescindibles, como ropa interior de seda, y frecuenta demasiado a menudo bares. Está bien relacionado con gente de buena posición social y es muy atento y amable con ellos, al contrario que con su familia, a quienes no presta la menor atención. Sus ideales son opuestos a los de Andrés, por lo que discuten por todo, y son tan diferentes que al final llegan a un acuerdo de mutua ignorancia. Su hermano mayor es igual que su padre, incluso peor, y Andrés se siente asqueado por él. Con el segundo hermano empezando por la cabeza no mantiene relación alguna, ni de desprecio, ni de admiración ni de cariño.
Su hermana Margarita es la única por la que Andrés siente un mínimo aprecio. Aunque exteriormente parece fría y seca, es muy sensible, aunque ha adoptado una postura de resignación en frente a la vida y el dolor. Se encarga de todas la tareas de la casa y, todo y estar capacitada para llevar la administración de la casa, su padre no le deja y malgasta lo poco que tienen. Por último, está Luis, el pequeño; un niño cariñoso, sencillo y enfermizo que Andrés aprecia bastante.
Sus amigos tampoco le aportan respuestas a las muchas preguntas existenciales que se hace Andrés. Están Julio Aracil, su viejo amigo, y Montaner. Aracil es ambicioso, y no le preocupan los medios si justifican el fin. Es muy hábil y manipulador, y todo lo que hace es con el fin de ganar dinero. Es egoísta y cruel, sólo se preocupa por su apariencia y se ríe de los demás para demostrar su poder.
Montaner, por su parte, demuestra su incompatibilidad con Andrés desde el primer momento, debido a sus opuestos ideales. Montaner es conservador y monárquico y sus gustos literarios no son tampoco del agrado de Hurtado.
Debido a la poca realización que encuentra en la vida, a la falta de amor y cariño por parte de su familia, y a su infancia solitaria, Andrés se aísla un poco, buscando la soledad y la tranquilidad en una pequeña buhardilla que ha arreglado para convertilo en una pequeña habitación.
Su distracción consiste en leer y observar la vida desde la ventana de su cuarto. Se inventa historias para todo lo que ve y le pone nombres a los monumentos y edificios que se ven desde ahí.
Al finalizar el curso, la única asignatura que suspende es química (la clase del profesor pretencioso y amante de los aplausos) y se pasa todo el verano estudiando. Aún así, no entiende nada, y todo lo que memoriza lo olvida pasados unos pocos días. Así pues, de dirige a su tío Iturrioz para que le recomiende y, tras hacer el examen sabiendo que merecía un suspenso, lo aprueban.
Iba a pasar la página y estaba tan sumida en mis propios pensamientos, intentando relacionar algunos de los conceptos que habíamos trabajado en clase con lo que acababa de leer, que mi madre tuvo que llamarme varias veces a cenar. Me costó bastante levantarme del calor de mi cama, deshacerme del edredón y poner los pies descalzos en el suelo frío, aún así, el olor que venía de la cocina era tan bueno que no pude resistirme y mi barriga lanzó un pequeño ruido que, en su lenguaje, se podría traducir a “tengo hambre”.
Antes de empezar a leer El Árbol de la Ciencia.
El árbol de la ciencia
Relación del título de la novela y el pensamiento que va elaborando Andrés Hurtado fruto de sus experiencias vitales
[…] En el centro del paraíso había dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. El árbol de la vida era inmenso, frondoso. El árbol de la ciencia no se dice cómo era; probablemente sería mezquino y triste [...]
Pío Baroja nos habla del árbol de la ciencia, del causante del pecado original. El hombre cedió a la tentación de saberlo todo, incluso sabiendo que le iba a traer desgracias.
Andrés Hurtado ve todo lo que le rodea como una fuente inagotable de desgracias, como si el hecho de que Adán hubiera tomado el fruto de la ciencia, en vez de comer del árbol de la vida le diera al conocimiento en sí un futuro amargo de decepción.
Debido a sus experiencias vitales, Hurtado elabora el principio de un pensamiento sobre el mundo y empieza a hacerse una idea sobre qué es la vida al ir observando la sociedad, pero esta capacidad de ver y comprender solamente le trae infelicidad y una continua sensación de que la vida es una cosa fea, sin color y sin sentido.
El árbol de la ciencia que sale en el Génesis daba a todo aquél que comía sus frutos capacidad para comprender el mundo en su totalidad, para tener el conocimiento absoluto sin el mínimo esfuerzo, para comprender la vida.
Los científicos de la época de Hurtado creen saberlo todo. Su sabiduría es la máxima, y nadie se interesa en aumentar este grado de intelectualidad. Es como si la ciencia hubiera hecho crecer otro árbol como el del Génesis pero en vez de ramas tuviera doctrinas y los frutos, evidentemente, igual que en el mito, fueran consecuencias negativas, desgracias.
Lo que significa el título, en parte, es la decepción que se lleva Andrés Hurtado de la ciencia y de la vida en general.
Cada rama es un aspecto de su vida, y todos los frutos que recoge, aunque puedan parecer muy bonitos y tengan un aspecto maravilloso son, simplemente, portadores de desgracias. No sólo para él, sino para la humanidad. Hay alguna cosa que no funciona bien en la savia del árbol que hace que todos sus frutos estén podridos y que no se pueda sacar nada de provecho, ya que no sólo los frutos están maltrechos, sino que las raíces no se aguantan sobre un suelo con suficientes minerales. No hay una buena base para el crecimiento de este árbol de la ciencia, no hay una buena base para la vida de Andrés, por lo que es imposible que los frutos maduren jugosos y bonitos.
Todos hemos caído en la tentación de comer de esos frutos alguna vez, pensándonos que podríamos saberlo todo con tan sólo un mordisco, y Hurtado en este caso haría el papel de Adán.
Al principio elige estudiar medicina porqué cree que pude cambiar el mundo, tiene ansias de saber, pero en vez de encontrar el saber absoluto, Adán se encuentra fuera del paraíso y se da cuenta de sí mismo y de su desnudez, y a medida que va aumentando más y más su conocimiento, mayor es la desgracia que ve en la vida, mayor es su decepción y su sentimiento de culpa e impotencia. A medida que Andrés va entrando en el campo de la ciencia, más sabe y más conoce, pero no aprende casi nada, ya que no entiende lo que le enseñan. Tiene ese sentimiento de que hay algo que no va bien, tiene ganas de cambiar el mundo, pero después de observarlo se da cuenta de que no puede hacer nada, y de ahí su sentimiento de impotencia, que acaba en resignación.
domingo, 7 de noviembre de 2010
Pío Baroja
[...] El propio autor agrupó sus novelas, un poco arbitrariamente, en nueve trilogías y una tetralogía, aunque es difícil distinguir qué elementos pueden tener en común: Tierra vasca, La lucha por la vida, El pasado, El mar, La raza, Las ciudades, Agonías de nuestro tiempo, La selva oscura, La juventud perdida yLa vida fantástica.
- Tierra vasca agrupa La casa de Aitzgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903) y Zalacaín el aventurero (1909).
- La lucha por la vida integra La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora Roja (1905).
- La raza está formada por El árbol de la ciencia (1911), La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909).
- El pasado agrupa La feria de los discretos, Los últimos románticos y Las tragedias grotescas.
- La vida fantástica está formada por Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901), Camino de perfección (pasión mística) (1901) y Paradox rey (1906).
- Las ciudades agrupa César o nada (1910); El mundo es ansí (1912); La sensualidad pervertida: ensayos amorosos de un hombre ingenuo en una época de decadencia (1920).
- El mar: Las inquietudes de Shanti Andía (1911); El laberinto de las sirenas (1923); Los pilotos de altura (1931); La estrella del capitán Chimista (1930).
- Los amores tardíos: El gran torbellino del mundo (1926); Las veleidades de la fortuna (1927); Los amores tardíos (1942).
- La selva oscura: La familia de Errotacho (1932); El cabo de las tormentas (1932); Los visionarios (1932).
- La juventud perdida: Las noches del Buen Retiro (1934); Locuras de carnaval (1937); El cura de Monleón (1936).