Menos mal que con los rifles no se matan las palabras

miércoles, 16 de febrero de 2011

Generación del 27


La verdad es que antes de empezar a hablar sobre la generación del 27 en concreto habíamos estado hablando de Federico García Lorca, pero he decidido ordenarlo al revés para poder entender mejor las características del autor una vez explicado el movimiento literario al cual pertenece: la edad de plata de la literatura española.
Mari Carmen nos pasó una entrevista de Dámaso Alonso, un importantísimo autor de la generación del 27, donde hablaba de su vida y su obra. Aquí está el vídeo, dividido en dos partes.


A parte de hablarnos de su vida y de los autores que le influenciaron, habla de su obra y nos contextualiza en la época en la que vivió.

Lo que me llamó más la atención es cuando habla del ambiente que había en la universidad de Madrid. Habla de la cantidad de gente distinta que había, y que la gente que llegaba allí no tenía ni idea de nada.
Esto me sorprendió enormemente, ya que todos los escritores que estudiaron allí parece que tenían que ser genios, cosa muy normal si tenemos en cuenta que sólo estudiamos aquellos que si que lo fueron.


Aunque fue una de las mejores generaciones de España, no pudieron explotar su capacidad al cien por cien por culpa de la guerra civil.
Uno de los elementos más importantes de esta generación es, sin lugar a dudas, la Residencia de Estudiantes de Madrid, que era un centro cultural conocido en toda Europa.
Hacían allí todo tipo de actividades, desde tertulias hasta exposiciones, por lo que incluso los estudiantes que no residían allí pasaban en la Residencia de Estudiantes la mayoría de su tiempo.

No renunciaron a ningún tipo de influencia anterior, y lo mezclaron todo en la creación de su nuevo estilo, donde aparecían desde elementos de la literatura clásica, hasta elementos vanguardistas, con mucha influencia modernista también.
Intentaban encontrar la belleza, igual que los modernistas, depurando los versos al más puro estilo vanguardista y, sin embargo, podemos encontrar también formas y estructuras que nos recuerdan enormemente a la poesía popular. Poemas con un estribillo que se va repitiendo, aunque en vez de ser frases fáciles de comprender usan asociaciones de conceptos que no tienen nada que ver, metáforas audaces que nos hacen imaginar las cosas mucho más allá de su apariencia.

Aunque hay muchos autores vinculados a este movimiento, son solamente diez los poetas más representativos de él. Éstos son Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prado

Para terminar, adjunto un esquema que explica de forma muy resumida pero muy clara las influencias que tuvo esta generación:






Para el día siguiente, Mari Carmen nos hizo buscar 5 poemas de esta Generación y, aunque no los usamos en clase, me gustaría ponerlos aquí para ilustrar las características que acabo de explicar y, porque después de pasar toda la tarde buscándolos, encontré 5 que me parecen de una belleza extraordinaria.

¡Cuánto sabe la flor! Sabe ser blanca...
- Pedro Salinas

¡Cuánto sabe la flor! Sabe ser blanca


cuando es jazmín, morada cuando es lirio.


Sabe abrir el capullo


sin reservar dulzuras para ella,


a la mirada o a la abeja.


Permite sonriendo


que con su alma se haga miel.



¡Cuánto sabe la flor! Sabe dejarse


coger por ti, para que tú la lleves,


ascendida, en tu pecho alguna noche.


Sabe fingir, cuando al siguiente día


la separas de ti, que no es la pena


por tu abandono lo que la marchita.




¡Cuánto sabe la flor! Sabe el silencio;


y teniendo unos labios tan hermosos


sabe callar el "¡ay!" y el "no", e ignora


la negativa y el sollozo.



¡Cuánto sabe la flor! Sabe entregarse,


dar, dar todo lo suyo al que la quiere,


sin pedir más que eso: que la quiera.


Sabe, sencillamente sabe, amor.


Deseo – Federico García Lorca


Sólo tu corazón caliente,
 y nada más.

Mi paraíso un campo 
sin ruiseñor


ni liras,
 con un río discreto 
y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
 sobre la fronda,


ni la estrella que quiere
 ser hoja.

Una enorme luz
 que fuera


luciérnaga 
de otra,
 en un campo
de miradas rotas.

Un reposo claro
 y allí nuestros besos,


lunares sonoros
del eco,
 se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,
 nada más.


Vida – Dámaso Alonso

Entre mis manos cogí


un puñadito de tierra.


Soplaba el viento terrero.


La tierra volvió a la tierra.


Entre tus manos me tienes,


tierra soy.


El viento orea


tus dedos, largos de siglos.


Y el puñadito de arena


-grano a grano, grano a grano-


el gran viento se lo lleva.


Mujer en camisa

- Rafael Alberti

Te amo así, sentada,


con los senos cortados y clavados en el filo,


como una transparencia,


del espaldar de la butaca rosa, 


con media cara en ángulo,


el cabello entubado de colores,


la camisa caída 


bajo el atornillado botón saliente del ombligo,


y las piernas,


las piernas confundidas con las patas


que sostienen tu cuerpo 


en apariencia dislocado,


adherido al journal que espera la lectura.


Divinamente ancha, precisa, aunque dispersa,


la belleza real 


que uno quisiera componer cada noche.


Contigo – Luis Cernuda

¿Mi tierra?


Mi tierra eres tú.


¿Mi gente? 


Mi gente eres tú.


El destierro y la muerte 


para mi están adonde 


no estés tú.


¿Y mi vida? 


Dime, mi vida, 


¿qué es, si no eres tú?



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