Menos mal que con los rifles no se matan las palabras

lunes, 14 de febrero de 2011

Novecentismo o Generación del 14

Después de introducir un poco el nuevo movimiento que íbamos a estudiar, empezamos a hablar de él con propiedad. Me gustó esa generación tan ávida de cambios, ya que los cambios, aunque a veces puedan parecer malos, son los que nos ayudan a evolucionar.

La Generación del 14 es un movimiento de renovación cultural, artística y literaria que se extendió desde 1906 hasta 1923 y que se vincula como superación del modernismo y, por consecuencia, del 98. Su punto central es la primera guerra mundial, que empieza en 1914 y termina en 1919. En ese momento, España todavía está regida por una monarquía, en la que reina Alfonso XIII.

En torno a los primeros años de 1910, surge una aparición joven que tiene una perspectiva diferente de los noventayochistas. Las perspectivas de guerra hacen que cambien de pensamiento. Son mucho más eropeistas, y miran hacia el continente de una manera más racional, están dispuestos a luchar para conseguir los cambios que desean. Por lo general, son jóvenes de una generación intelectual, formada universitariamente, y aparecen las primeras mujeres que pueden hacer estudios superiores.
Fue en gran parte gracias a José Ortega y Gasset que los de la generación del 98 dejaron de ver la vida desde un punto tan irracional y subjetivo y se centraron en la racionalidad.

Les gusta mirar hacia el futuro, nunca mirar hacia atrás. Quieren romper esquemas, salirse de lo típico. Les gusta viajar y basan sus ideas en cosas racionales. Son optimistas (por fin un poco de optimismo después de la continua depresión de Andrés Hurtado!) y su objetivo es regenerar España en la educación, la ciencia, la cultura etc. Podríamos clasificarlos un poco de republicanos.


Sus características más generales son las siguientes:
  • Sus obras van dirigidas a una minoría, ya que creen que los cambios que ellos ansían tienen que empezar desde allí.
  • Quieren mejorar España, por lo que hacen grandes esfuerzos sin conseguir nada.
  • Le dan mucha importancia a la forma. Revisan, depuran y suprimen todo lo que no es estrictamente necesario.
  • Despegue de lo sentimental, de la emoción. Introducen nuevos temas al margen de lo humano (aviones, deporte, máquinas...)
  • No usan adornos para nada, abandonan la pompa exótica del modernismo.
  • Uso de la razón en todos sus escritos.
  • Hay muchos ensayos, ya que es un movimiento muy cultural, aunque también hay grandes novelas.
  • Gran parte de su producción la hacen fuera de España debido a la guerra civil.
  • Renuncia a encontrar verdades últimas, se contentan con una caga aproximación.

Así pues, decimos que la generación del 14 (nombre que mencionó por primera vez Lorenzo Luzuriaga en 1947) heredan del modernismo la búsqueda de la belleza, aunque prescinden del sentimentalismo de estos, y la preocupación crítica de los hombres del 98, aunque sin fijarse en su pesimismo.

Seguían leyendo a Nietzsche, aunque la mayoría de personalidades europeas que influían en su creación cambiaron respecto al modernismo. Éstos eran Bergson, Dilthey, Sorel y Freud, vanguardistas conocidos por toda Europa.

Intentaban encontrar un punto de diálogo entre la clase alta y la clase obrera, para evitar que se produjesen las desigualdades que hasta ahora se habían visto en todo el país.

En conclusión, la intención del movimiento de vanguardias era romper esquemas. No mirar hacia atrás y focalizarse en el futuro. El siglo XIX quedaba detrás suyo y, aunque le debían mucho a los modernistas y a los del 98, sus padres, por así decirlo, les dieron la espalda y pusieron rumbo hacia adelante.


Uno de los poemas que nos enseñó Mari Carmen en la presentación hablaba de como debían hacerse los poemas, y me llamó mucho la atención porque resumía muy bien las características que Mari Carmen nos había contado.

Aquí está:

Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
hacedla florecer en el poema.

Sólo para nosotros
viven todas las cosas bajo el sol.

El poeta es un pequeño Dios.

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