Menos mal que con los rifles no se matan las palabras

lunes, 8 de noviembre de 2010

El árbol de la ciencia

El árbol de la ciencia me enganchó desde la primera página. Mari Carmen nos había contado un poco la relación entre el título del libro y su argumento, pero hasta que no leímos un poco no lo pudimos comprender de verdad. Nos hizo hacer una redacción sobre la relación entre la evolución del pensamiento de Andrés Hurtado, su protagonista, y el título del libro, que creo realmente que es interesante de leer antes de empezar a leer la primera página, ya que, si nos paramos a pensar un poco más detalladamente lo que estamos leyendo podemos encontrarle un sentido más profundo a casi cada frase que escribió Baroja.

Relación del título de la novela y el pensamiento que va elaborando Andrés Hurtado fruto de sus experiencias vitales


[…] En el centro del paraíso había dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. El árbol de la vida era inmenso, frondoso. El árbol de la ciencia no se dice cómo era; probablemente sería mezquino y triste [...]

Pío Baroja nos habla del árbol de la ciencia, del causante del pecado original. El hombre cedió a la tentación de saberlo todo, incluso sabiendo que le iba a traer desgracias.

Andrés Hurtado ve todo lo que le rodea como una fuente inagotable de desgracias, como si el hecho de que Adán hubiera tomado el fruto de la ciencia, en vez de comer del árbol de la vida le diera al conocimiento en sí un futuro amargo de decepción.

Debido a sus experiencias vitales, Hurtado elabora el principio de un pensamiento sobre el mundo y empieza a hacerse una idea sobre qué es la vida al ir observando la sociedad, pero esta capacidad de ver y comprender solamente le trae infelicidad y una continua sensación de que la vida es una cosa fea, sin color y sin sentido.

El árbol de la ciencia que sale en el Génesis daba a todo aquél que comía sus frutos capacidad para comprender el mundo en su totalidad, para tener el conocimiento absoluto sin el mínimo esfuerzo, para comprender la vida.

Los científicos de la época de Hurtado creen saberlo todo. Su sabiduría es la máxima, y nadie se interesa en aumentar este grado de intelectualidad. Es como si la ciencia hubiera hecho crecer otro árbol como el del Génesis pero en vez de ramas tuviera doctrinas y los frutos, evidentemente, igual que en el mito, fueran consecuencias negativas, desgracias.

Lo que significa el título, en parte, es la decepción que se lleva Andrés Hurtado de la ciencia y de la vida en general.

Cada rama es un aspecto de su vida, y todos los frutos que recoge, aunque puedan parecer muy bonitos y tengan un aspecto maravilloso son, simplemente, portadores de desgracias. No sólo para él, sino para la humanidad. Hay alguna cosa que no funciona bien en la savia del árbol que hace que todos sus frutos estén podridos y que no se pueda sacar nada de provecho, ya que no sólo los frutos están maltrechos, sino que las raíces no se aguantan sobre un suelo con suficientes minerales. No hay una buena base para el crecimiento de este árbol de la ciencia, no hay una buena base para la vida de Andrés, por lo que es imposible que los frutos maduren jugosos y bonitos.

Todos hemos caído en la tentación de comer de esos frutos alguna vez, pensándonos que podríamos saberlo todo con tan sólo un mordisco, y Hurtado en este caso haría el papel de Adán.

Al principio elige estudiar medicina porqué cree que pude cambiar el mundo, tiene ansias de saber, pero en vez de encontrar el saber absoluto, Adán se encuentra fuera del paraíso y se da cuenta de sí mismo y de su desnudez, y a medida que va aumentando más y más su conocimiento, mayor es la desgracia que ve en la vida, mayor es su decepción y su sentimiento de culpa e impotencia. A medida que Andrés va entrando en el campo de la ciencia, más sabe y más conoce, pero no aprende casi nada, ya que no entiende lo que le enseñan. Tiene ese sentimiento de que hay algo que no va bien, tiene ganas de cambiar el mundo, pero después de observarlo se da cuenta de que no puede hacer nada, y de ahí su sentimiento de impotencia, que acaba en resignación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario