Menos mal que con los rifles no se matan las palabras

jueves, 11 de noviembre de 2010

Schopenhauer y el pesimismo

Schopenhauer era un poco tímido y estaba interesado en la cultura oriental. Estaba enamorado del budismo. Para él, la vida no tenía sentido.

Creía que la vida en sí era sufrimiento, que todos estábamos destinados a sufrir durante toda nuestra existencia y que, para salvarnos de este sufrir eterno, la humanidad tenía que conectar con una realidad transcendental donde crear una lucha interior para liberarse del sufrimiento.

Su pensamiento pesimista proviene de Kant, que dice que la realidad no es más que la suma del SUJETO y de la COSA EN SÍ , que, juntas, daban pie a la realidad, que él llamó el fenómeno.

Schopenhauer daba soporte a esta teoría, pero la modificaba a su manera. Decía que la cosa en sí era VOLUNTAD. Todo el mundo estaba echo de voluntades. Por ejemplo, si intento romper un boli, noto una resitencia a la fuerza que hago. Esta resistencia es la voluntad de existir del bolígrafo.

Cuando esta voluntad llega al ser humano, se convierte en una voluntad muy fuerte, pero Schopenhauer creía que las voluntades de la humanidad no tenían finalidad, de ahí su conclusión a que el mundo no tienen ningún sentido, nuestra vida tampoco y, por consecuencia, nuestra voluntad tampoco. Nada de lo que hacemos sirve de nada, y este sentimiento de impotencia genera rabia, frustración y desesperación.


Nuestra esencia es una voluntad inútil, y la única solución posible es la muerte. Asi pues ¿por qué no nos suicidamos todos? Porque es ir contra nuestra naturaleza. Tenemos que vivir, pero vivir significa tener un seguido de objetivos, que crearan frustración, y la frustración generará sufrimiento. Por lo tanto, debemos buscar vías para eliminarlo.

Schopenhauer creía que había solamente tres caminos a seguir para hacer desaparecer el sufrimiento:

  • Camino estético, entre el que incluiríamos la Música.

  • Camino ético, la compasión.

  • Camino místico, la espiritualidad.


Así pues, la conclusión de Schopenhauer era que debíamos seguir uno de estos tres caminos para eliminar o reducir el sufrimiento de nuestras vidas.

De ahí viene su admiración por los budistas y a los ascéticos, que consagraban su vida a un dios o a una fuerza superior y se liberaban de todo lo humano para poder llegar a la comunicación total con ese ser. Desvalorizaban todo lo que tenían para acercarse a lo esencial, renunciaban a todo simplemente con su voluntad. Schopenhauer los admiraba porque sus voluntades sí que tenían un fin, un objetivo. Hacían un esfuerzo intelectual de abstracción que les llevaba a la felicidad.


En conclusión, Schopenhauer cree que un hombre de acción no conseguirá nada en su vida, que la única manera de conseguir la paz interior y un poco de felicidad es la resignación:No luches porque no te va a llevar a ningún sitio, no te opongas, déjate llevar, conviértete en un juguete del destino, no actúes.

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