Menos mal que con los rifles no se matan las palabras

domingo, 7 de noviembre de 2010

El grupo del 98

Mari Carmen hablaba entusiasmada de los autores de ese momento y de sus características, y su pasión por ese tema se podía casi tocar, se olía en el ambiente. Quizás fue esta la razón por la cual todos comprendimos el sentimiento del grupo del 98.

El grupo del 98 eran un grupo de jóvenes escritores nacidos entre el 1864 y el 1876 que sufrieron muy profundamente la decadencia del imperio Hispano. Intentaban encontrar un sentido a la vida, siempre desde una posición subjetiva y se preocupaban por los temas sociales que hacían referencia a la situación española.

Pasaron tres etapas distintas. En la primera defendían posturas revolucionarias y querían acabar con las instituciones españolas. En la segunda querían europeizar España, restituir la educación. tenían ideas reformistas. En la tercera cambió un poco su actitud y se volvieron mucho más espirituales. Buscaban el sentido de la vida, de la religión y de la existencia.

Aún así, durante las tres etapas escribían con un estilo sencillo, claro y directo. En vez de usar las largas frases del Realismo optaban por utilizar un lenguaje más cercano, más coloquial, más próximo a la gente de la calle. Distinguían entre la España real, completamente decadente, y la España oficial, falsa, que quería aparentar normalidad.
Podemos apreciar esa actitud pesimista enfrente la vida que antes comentaba en todos sus escritos. Evocaban la Castilla más pobre, con sus paisajes desolados, y también usaban técnicas impresionistas en la descripción, igual que los modernistas.

Los tres autores más relevantes del grupo del 98 son, sin duda, el Grupo de los Tres, formado por Pío Baroja, José Martínez Ruiz (Azorín) y Ramiro de Maeztu.
Los tres escritores se unieron para hacer una publicación en la revista Juventud que pretendía transformar España y europeizarla. En este manifiesto se decía textualmente que era necesario «aplicar los conocimientos de la ciencia en general en todas las llagas sociales». Según los Tres esas llagas eran: pobreza rural, hambre, alcoholismo y prostitución y las necesidades prioritarias: educación obligatoria, caja de crédito agrícola y legalización del divorcio.

Su publicación no tuvo el éxito esperado, así que cada uno siguió su propio camino en solitario con un sentimiento de derrota total.

Ramiro de Maeztu, que se había dedicado al periodismo, se fue de corresponsal a la guerra de Italia, y, al volver, empezó a desconfiar del sistema democrático liberal y se pasó al lado conservador de la política.
Una de sus obras, Hacia otra España, recoge gran parte de su participación en la prensa.
Al buscar información sobre él, me sorprendieron enormemente sus últimas palabras, que fueron, justo antes de morir fusilado en un Madrid republicano «Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero: ¡Para que vuestros hijos sean mejores que vosotros!»

José Martínez Ruiz, más conocido como Azorín venía de una familia rica y conservadora, y, después de sus años de anarquismo, al separarse el Grupo de los Tres sus inclinaciones eran claramente conservadoras. Fue entonces cuando empezó a usar su seudónimo definitivo, Azorín.
Intervino en la política desde el partido conservador, y fue cinco veces diputado, pero al empezar la dictadura de Primo de Rivera dejó sus actos públicos.
Una de sus obras más conocidas es Reflexiones de un pequeño filósofo.


Pío Baroja siguió su línea anarquista aunque muy solitario ya. Siguió escribiendo y participó también en la política, aunque tampoco tenía muchas relaciones sociales.
Entre sus obras consta El árbol de la ciencia, que es el libro que íbamos a estudiar durante ese trimestre.



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